Colombiana revoluciona el concepto de menstruación en África

Según una investigación de la periodista María Paulina Baena, quien es la presentadora de la ‘Pulla’ del Diario El Espectador, Diana Sierra es la mujer que llegó a África para cambiar el concepto de la menstruación en las niñas.

Colombia.com - Actualidad
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Según una investigación de la periodista María Paulina Baena, quien es la presentadora de la ‘Pulla’ del Diario El Espectador, Diana Sierra es la mujer que llegó a África para cambiar el concepto de la menstruación en las niñas.

Diana Sierra es oriunda de Risaralda y cuenta que antes de los 12 años era una niña muy feliz con su bicicleta y sus amigos por las calles, hasta que un día le llegó la menstruación y desde entonces escuchó de su madre la frase que la encajonó  “ya eres una señorita, ya no eres una niña”, lo que para ella fue fatal y en cierta medida le cambio el concepto del cuerpo.

Cuenta ella: “No quería tener mi período, quería seguir montando bicicleta por la vereda Colosal. Pero el “ya eres una señorita” viene con un luto forzado que nos obligó, a mí y a muchas niñas, a enterrar una niñez en la que éramos invencibles, autosuficientes y soñadoras, por una vida en la que somos frágiles y restringidas no sólo física sino culturalmente”.

Sierra es profesional de la Ingeniería industrial, ha trabajado para empresas como: Panasonic, Nike y LG y en esa tarea pasó cerca de 10 años. Cuenta que luego de su arduo trabajo en donde se trabaja para un 10% de personas que tienen la capacidad para adquirir los productos, ella pensó y ¿Qué sucede con el otro 90% que no era visto como buen mercado?.

Ella se fue para Nueva York para estudiar una maestría en la Universidad de Columbia, y se dio cuenta que su trabajo podía enfocarse en algo mucho mejor, ella afirma: “Vi una clase de estufas donde se evita que niños mueran por neumonía y yo haciendo limpiadores faciales y masajeadores para las arrugas”, es entonces cuando al terminar sus estudios decide irse a África en el 2012 a buscar como cambiar su vida.

Allí Diana fue testigo que la menstruación es una gran limitante para el estudio de las niñas, pues en esos días no asisten a clase, algo que le hizo pensar en crear una solución.

Dos años después de viajar a África, ella creó la marca Be Girl, dedicada a ofrecer productos menstruales y reutilizables a niñas en 13 países de África y el mundo.

Llegó a Barara, una zona rural de Uganda, donde sólo tenía agua tres veces a la semana, seis horas de luz diaria y su dieta era a punta de fríjol, piña y maní. Empezó a trabajar con 45 artesanas y 4 hombres que tenían sida, porque no podían trabajar al sol, en una cooperativa que se llamaba Ekyroto (sueños, en quiña ruanda).

Ella veía que niñas entre 11 y 13 años llegaban a pedir trabajo, lo que la hizo preguntarse porque ellas andaban de brazos cruzados y encontró la respuesta. La menstruación en una mujer dura aproximadamente una semana y ellas no son bien recibidas en clase por ello, entonces en esos días buscan trabajo.

Según sus investigaciones, el 40 % de las niñas en el mundo no tienen acceso a productos sanitarios cuando menstrúan. Eso significaba que las niñas perdían una semana de clases cada mes. El cálculo era doloroso: una cuarta parte del año escolar, si se juntaran los días. “Entonces los padres piensan que la niña no rinde y la sacan. Las matrículas son caras, el machismo es brutal y se las llevan a trabajar a la finca”, comenta Diana.

Para ponerlo en otro contexto cerca de 73 millones de mujeres que menstrúan en Estados Unidos arrojará 125 a 150 kilogramos de productos a lo largo de su vida. Es decir, lo equivalente a tres colchones tamaño King. Eso, sin contar el costo ambiental que arrastran estos residuos, pues sólo las toallas higiénicas se demoran entre 500 y 800 años en descomponerse en el medioambiente, dependiendo de sus materiales.

Entonces, ella decidió crear el primer prototipo de toalla higiénica con tela de sombrilla y un mosquitero que tiene una durabilidad de un año. Normalmente -cuenta Sierra- se meten trapos entre los pantalones. Eso les permite recoger el flujo, pero es inseguro y terminan manchando la ropa. Incluso, hay muchos lugares donde las niñas ni siquiera tienen calzones, por ejemplo la parte sur de Etiopía, que colinda con Somalia o el norte de Tanzania, que limita con Kenia.

A principios de 2014 terminó de hacer los pilotos en África. Cuando empezó a tabular las respuestas de las niñas frente a lo que les gustaba y lo que les cambiaría decidió que se dedicaría a eso toda su vida. Una respuesta de una niña en Tanzania le abrió los ojos. Decía: “Alguien en alguna parte está pensado en mí y me quiere. Me siento orgullosa de ser niña (be girl, en inglés)”.

Desde ese instante decidió emprender con la ayuda de Pablo Freund, un ecuatoriano que conoció en la Universidad de Columbia y, desde ahí, llamó a su empresa Be Girl. “Nunca había vendido nada en mi vida, salvo aguacates en la iglesia”, explota en risas Diana. El proyecto lo llevó a Uganda, Malawi, Ruanda y Tanzania, y en mayo de 2014 la Fundación Futura en Suiza decidió invertir con un capital semilla para la operación y la obtención de la patente en 2015.

Surgió el “empower bank” o banco de calzones. Quiere decir que “te pones uno y le das otro a alguien que lo necesita”, explicó Sierra. Hasta ahora, 15.000 calzones han sido entregados en varios países entre ellos: Uganda, Malawi, Tanzania, Ruanda, Malí, Jordania, Marruecos, Georgia, República Dominicana, Ghana, Sierra Leone, Islas Salomón y Estados Unidos.

Pero en Colombia entender los procesos del cambio biológico de la menstruación en sus ciclos diarios y la afectación de la participación de la mujer en procesos productivos dentro de sus comunidades es un tema que no se ha estudiado a profundidad. Parte del problema es que se asocia con un tema sucio o penoso. “Hace rato boté la vergüenza por la ventana. Cuando les habló a los inversores hombres les digo que se agarren de la silla porque vamos a hablar de menstruación”.

Diana volverá a Colombia en junio para participar como mentora del Unreasonable Lab Colombia que se realizará en Cartagena. Este es un programa de hiperaceleración global diseñado para emprendedores sociales en etapa temprana.