Rescatistas en México trabajan por salvar a Frida y a otros niños atrapados

En las labores de rescate participan familiares de los niños que se encuentran atrapados bajos los escombros de la escuela Enrique Rebsamen, situada en el sur de Ciudad de México.

Foto: AFP
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En las labores de rescate participan familiares de los niños que se encuentran atrapados bajos los escombros de la escuela Enrique Rebsamen, situada en el sur de Ciudad de México.

Un centenar de rescatistas y militares centran sus esfuerzos en localizar con vida a niños en una escuela destruida por un terremoto en México, pero la madrugada del jueves sólo se tenía localizada a una menor cuyo nombre era un misterio.

En la escuela Enrique Rebsamen, situada en el sur de Ciudad de México, una de las zonas más afectadas por el sismo de 7,1 grados del martes, han muerto 21 niños. 

"Sabemos que hay una niña con vida al interior (de la escuela destruida), lo que no sabemos es cómo llegar a ella (...) sin riesgo de colapso y sin que no se arriesgue al personal" de rescate, dijo a la cadena Televisa el almirante José Luis Vergara, quien coordina el rescate.

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La esperanza de un milagro se desvanecía. Horas antes rescatistas aseguraban bajo anonimato que habían visto a cinco menores con vida, otros señalaban que con escaners térmicos habían detectado al menos tres cuerpos con vida.

Pero Vergara prefiere no dar esperanza. Se ha conseguido hablar brevemente con la menor, le han pasado agua y oxígeno. "Estoy muy cansada", dijo Frida, como la han identificado los rescatistas y medios de comunicación. 

Operación quirúrgica 

La remoción de escombros era quirúrgica. Se medían cuidadosamente los polines metálicos que eran colocados para sostener la construcción, que de dos pisos quedó reducida a uno, constató un periodista de la AFP.

A cada momento los rescatistas alzaban los puños, señal para pedir silencio que se ha generalizado en los derrumbes en Ciudad de México. Se afinaba el oido para escuchar algún signo de vida o comunicarse con rescatistas que se sumergían en los escombros.

"Estamos trabajando junto con cámaras térmicas y unidades caninas. Por momentos guardamos silencio absoluto para escuchar a los sobrevivientes. Ellos suelen gritar o golpear paredes", dijo a la AFP Pamela Díaz, una panadera de 34 años que desde el martes trabaja en el rescate.

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Profundo dolor

En el sitio que se ha convertido en el epicentro de la tragedia ha estado Adriana Fargo, madre de una niña de siete años y que teme esté entre los escombros. "No hay poder humano que pueda imaginar el dolor que estoy pasando", dijo a la AFP Fargo en un albergue improvisado a la intemperie.

No alcanza a pronunciar el nombre de su hija cuando se le preguntó por quién espera y solo logra apretar los labios para contener el llanto. Mientras, su esposo trabajaba hombro a hombro con los soldados, bomberos y socorristas que removían cuidadosamente los escombros en busca de señales de vida de los pequeños.

Mientras esperan un milagro, los vecinos se acercan para conseguir más información del operativo de rescate por parte de las autoridades. Hasta ahora, 11 niños y al menos una maestra han sido sacados con vida de los escombros.

AFP