Día de la "ira" y de la diplomacia en torno al estatuto de Jerusalén

Israel reforzó su dispositivo de seguridad en previsión del "día de la ira" convocado por los palestinos después de que Estados Unidos reconociera Jerusalén como capital israelí.

Foto: AFP
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Israel reforzó su dispositivo de seguridad en previsión del "día de la ira" convocado por los palestinos después de que Estados Unidos reconociera Jerusalén como capital israelí.

El día permitirá medir la cólera de los palestinos a raíz de la decisión del presidente Donald Trump, que desató críticas casi unánimes de la comunidad internacional desde su anuncio el miércoles. 

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Un día después de que el movimiento islamista Hamas convocara una "nueva intifada", los grupos palestinos declararon este viernes "día de la ira" y se esperaban manifestaciones en el mundo musulmán tras la gran oración de mediodía. 

Todas las miradas se dirigen este viernes hacia la Ciudad Santa y, en particular, hacia un lugar tan sensible como la Explanada de las Mezquitas, donde miles de fieles acudirán a rezar. 

El tercer lugar sagrado del Islam, que también es venerado por los judíos bajo el nombre de Monte del Templo, cristaliza las tensiones entre israelíes y palestinos. 

Este importante símbolo nacional y religioso, situado en Jerusalén Este, la parte palestina de la Ciudad Santa anexionada y ocupada por Israel, que los palestinos quieren convertir en la capital del Estado al que aspiran. 

Los dirigentes palestinos consideran que la decisión estadounidense condiciona las negociaciones sobre el estatuto de Jerusalén, una de las cuestiones más espinosas en la búsqueda de una solución al conflicto israelo-palestino. 

Israel, que controla todos los accesos a la Explanada de las Mezquitas, desplegó cientos de policiales adicionales al interior y al exterior de la Ciudad Vieja de Jerusalén, informó un portavoz de la policía a la AFP. 

Las fuerzas de seguridad no impusieron sin embargo restricciones de edad para acceder al recinto religioso, al contrario de lo que suele hacer en los periodos de tensión, cuando prohíbe la entrada de los jóvenes. 

Este viernes se esperan manifestaciones en los Territorios Palestinos y también en los sectores árabes de Israel. 

Y en Malasia, en Indonesia y en Estambul, miles de personas protestaron contra la decisión de Trump sobre Jerusalén.

El ejército israelí ya había anunciado el jueves el despliegue de batallones adicionales -varios centenares de soldados- en Cisjordania, un territorio palestino que Israel ocupa desde hace medio siglo. 

La Franja de Gaza lleva por su parte una década sometida a un duro bloqueo israelí, y sus fronteras con Israel están cerradas por un muro de hormigón altamente vigilado. 

La decisión unilateral de Trump sobre Jerusalén, que rompió con la política de todos sus predecesores, causó el jueves disturbios y choques esporádicos en Cisjordania y Gaza. 

Los leves enfrentamientos dejaron una veintena de heridos palestinos por balas de goma y reales. 

La comunidad internacional teme que Trump haya abierto la caja de Pandora, ya que Jerusalén, con sus lugares santos judíos, cristianos y musulmanes, es un tema muy delicado. 

La iniciativa del presidente estadounidense provocó numerosas críticas, entre ellas la del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que aseguró que Trump había hundido Oriente Próximo "en un círculo de fuego". 

Desde la creación de Israel en 1948, la comunidad internacional nunca reconoció Jerusalén como capital y siempre consideró que el "estatuto final" de la Ciudad Santa debía ser negociado. 

Israel, que proclama que Jerusalén es su capital "eterna e indivisible", agradeció sin tardanza las declaraciones de Trump. 

Pero los dirigentes palestinos cargaron contra Estados Unidos, y un responsable de Fatah, el partido que gobierna Cisjordania, afirmó que el dirigente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, no recibirá este mes al vicepresidente estadounidense, Mike Pence, durante su próximo viaje a Oriente Próximo. 

Abas considera que los estadounidenses ya no pueden desempeñar su papel histórico de mediador en el proceso de paz entre israelíes y palestinos. 

Aunque ambas partes no mantienen una negociación sustanciosa desde 2014, Trump proclamó su voluntad de lograr un acuerdo diplomático "final". 

"Si estas son las primeras señales del acuerdo final, Dios sabe cuál acabará siendo el acuerdo: quizás la expulsión de los palestinos hacia Dios sabe dónde", ironizó el jueves por la noche un miembro de la dirección palestina, Mohamed Shtayyeh. 

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