Colombia reinaugura el Palacio Arzobispal, emblema de Quibdó, Chocó

Asomado sobre el río Atrato que atraviesa la ciudad de Quibdó, capital del Chocó, el palacio episcopal de la localidad emerge sobre el resto de edificios con un aire renovado tras unas labores de reconstrucción que se han prolongado cuatro años.

Colombia.com - Actualidad
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Asomado sobre el río Atrato que atraviesa la ciudad de Quibdó, capital del Chocó, el palacio episcopal de la localidad emerge sobre el resto de edificios con un aire renovado tras unas labores de reconstrucción que se han prolongado cuatro años.

Reinaugurado en un acto que contó con la presencia del presidente Santos, y la ministra de Cultura, Mariana Garcés, además de autoridades locales, el edificio vuelve a recuperar su esplendor con el que fue inaugurado en 1943, cuando esta ciudad del occidente colombiano miró con orgullo como se abría al público el palacio.

En su interior, el patio alrededor del que está construido todo el predio ha recuperado su esplendor inicial con arcos de estilo clásico en cuyo centro resplandece una escultura religiosa.

En su entorno, además de las diferentes instalaciones litúrgicas y administrativas de la Iglesia, el palacio cuenta con balcones de vistas privilegiadas sobre el Atrato, un placer que también se ha cobrado su tributo sobre los cimientos del edificio.

El discurrir de las aguas del río hizo su efecto sobre las bases del predio, lo que obligó a los restauradores a un trabajo extra en unas obras cuyo coste total rozó los 3.500 millones de pesos (unos 1,5 millones de dólares).

La ministra de Cultura explicó a Efe que la elección de este edificio como el primero para la rehabilitación de los cinco republicanos que tiene la ciudad, obedeció al significado que tiene para la gente de Quibdó y del Chocó, uno de los departamentos más pobres de Colombia.

"Es un espacio ocupado por la Iglesia en favor de la comunidad y sitio de reunión. Eso es lo que nos dio la luz para privilegiarlo como la primera (rehabilitación)", señaló sobre esta construcción que es patrimonio cultural de Colombia.

La reforma del espacio también se hizo como un ejemplo de inversiones en una región abandonada durante décadas por el Estado y en la que su gente valora "enormemente su patrimonio, no solo material, sino también el inmaterial", según añadió la ministra.

"Creemos que los inmuebles tienen sentido cuando están llenos de contenido", concluyó.

Por su parte el obispo de Quibdó, Juan Carlos Barreto señaló que ese valor para el pueblo quibdoceño subyace no solo en su estilo republicano, que lo ha convertido "en un emblema junto con la catedral", sino en el uso que le ha dado la Iglesia como un espacio abierto a los movimientos de base.

Según afirmó, el palacio se ha constituido en un lugar de reunión en donde se han elaborado proyectos comunitarios y "se ha trazado la ruta del progreso humano de esta ciudad".

Como ejemplo de ese uso, en la sede episcopal hay dos espacios que cuentan con un especial reconocimiento entre los habitantes de la ciudad: la capilla de las víctimas y el laboratorio de medicina tradicional.

En el primero y a modo de memento, cuelgan de las paredes los retratos de las casi 1.000 personas muertas o desaparecidas por los diferentes grupos guerrilleros, paramilitares y agentes del Estado en el conflicto armado que azota Colombia desde hace más de 50 años.

Entre ellos ocupa un lugar especial los retratos de los casi cien muertos en la denominada masacre de Bojayá, acontecida hace doce años cuando, durante un enfrentamiento entre las FARC y las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), los guerrilleros arrojaron artefactos explosivos contra la iglesia del pueblo en la que se refugiaban los campesinos.

En el laboratorio trabajan mujeres afrocolombianas en el procesamiento de plantas medicinales que, con su saber ancestral, elaboran remedios en un espacio ahora rehabilitado y en un trabajo de grupo que evoca al que hacían sus antepasados.

"Es que aquí las personas vienen para diseñar el camino comunitario en la búsqueda de una vida más digna", concluyó el obispo.

Gonzalo Domínguez Loeda

EFE