Cafesalud: El drama que se vive por el desfalco

Usuarios y trabajadores de la prestadora de salud cuentan el drama que viven por cuenta del monumental desfalco del que fue objeto la entidad.

Pacientes esperan en camillas y sillas a ser atendidos en la Clínica Jorge Piñeros Corpas. Foto: Interlatin
Pacientes esperan en camillas y sillas a ser atendidos en la Clínica Jorge Piñeros Corpas. Foto: Interlatin

Usuarios y trabajadores de la prestadora de salud cuentan el drama que viven por cuenta del monumental desfalco del que fue objeto la entidad.

El panorama dentro del imponente edificio blanco de la Clínica Jorge Piñeros Corpas, ubicada sobre la autopista norte con 104 en Bogotá es desolador. 

Cualquiera que ignore la situación por la que atraviesan cientos de usuarios que aguardan en la sala de espera por ser atendidos, consideraría que dentro de éste centro médico las cosas funcionan de maravilla. 

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Pero no es así. El problema radica en que más de 600 funcionarios de la desaparecida Saludcoop, ahora Cafesalud, cumplen 152 días, casi cinco meses, sin recibir un salario.

Desconocemos, que en una noche pueden ingresar cerca de 129 pacientes al servicio de urgencias y que sólo 12 enfermeras están prestas para atender los casos “más graves”, como lo evidenció la Defensoría del Pueblo en un informe entregado en el mes de julio.

“La Clínica no cuenta con urgencias pediátricas, pero tiene que recibirlas. El centro asistencial presenta insuficiencias en sus instalaciones, sobredemanda y sobreocupación. Registra, asimismo, insuficiencia de insumos y equipos de apoyo biomédico”, dice el informe.

Y ante tal repudio, ni la Procuraduría, ni la Contraloría, ni el Ministerio de Salud, ni la Súperintendencia Nacional de Salud, han dado respuesta, como dicen por ahí, se han pasado la pelota de uno a otro para evadir responsabilidades.

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El dilema de la crisis de Saludcoop, ahora Cafesalud, es difícil de descifrar. Los usuarios y trabajadores de la EPS enfrentan las consecuencias del desfalco.

Los primeros se quejan de la pésima atención, de la falta de medicamentos y de los inagotables procedimientos administrativos para lograr una cita al especialista o la autorización para una cirugía, que puede tardar días, meses y, en el peor de los casos, años.

Los segundos, protestan porque no reciben sueldo, ni pago de ARL, EPS, pensión o cesantías.

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Este el caso de Orlando Rojas. Lleva 18 años trabajando en el área de facturación y ahora, junto a sus compañeros, hace guardia de día y de noche dentro de las instalaciones esperando que el Gobierno, la interventoría o la gerente de la entidad, Tatiana García, le den solución a su problema.

“Ya estamos para pensionarnos. No nos tienen en cuenta para nada, ni si quiera nos han pasado una carta de retiro, o un documento que nos diga váyanse para la casa.”

Dentro de la huelga hay personal de facturación, auxiliares de enfermería, fisioterapeutas, instrumentadoras, jefes de enfermería y algunos médicos. Muchos de ellos padecen dolencias de cadera, túnel del carpo, epicondolitis, bursitis y columna.

Orlando denuncia que muchos de los funcionarios que fueron contratados por los interventores ganan salarios más altos que quienes han estado allí por más de 15 años. Se atreve a decir que la clínica estaba mejor en las manos de Palaccino, a pesar de los escándalos de corrupción en los que se vio envuelto.

Y mientras los responsables del detrimento de la EPS siguen campantes, en los pasillos se percibe la angustia de familiares y pacientes por ser atendidos. 

Se escuchan rumores de que la Clínica Materno Infantil, que también perteneció a Saludcoop, fue vendida a Colsánitas y que los 70 trabajadores que ya ganaron las tutelas por el reintegro de salario y prestaciones sociales, deberán esperar un tiempo más para que ésta se haga cumplir. ¿Se repetirá la historia?

Jhonathan Díaz, Diana Hernández / Colombia.com