"Boyhood": la magia del cine se fusiona con la realidad

El cine siempre ha perseguido el realismo, y Richard Linklater ha dado una vuelta de tuerca a esa búsqueda con "Boyhood".

Colombia.com - Cine
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El cine siempre ha perseguido el realismo, y Richard Linklater ha dado una vuelta de tuerca a esa búsqueda con "Boyhood".

Un filme muy poco convencional, un proyecto arriesgado y una apuesta personal del realizador estadounidense, que apostó por observar desde detrás de su cámara la vida de un niño, desde los 6 a los 18 años, y convertir esa evolución en la historia de una película.

Para ello y durante 11 años, Linklater ha rodado a los mismos actores al menos una vez por año, permitiendo al espectador contemplar el crecimiento y envejecimiento real de cada uno de ellos en la pantalla.

Ellar Coltrane es Mason, el protagonista. Un niño introvertido que sufre la inestabilidad de una vida marcada por la separación de sus padres y por los intentos de su madre de encontrar una pareja y un trabajo que le permita criar a sus dos hijos.

Patricia Arquette y Ethan Hawke interpretan a los padres y Lorelei Linklater, hija del director, a su hermana Samantha.

El sistema de rodaje -apenas tres o cuatro días cada año entre 2002 y 2013- convierte a la cámara en un testigo del cambio de cada uno de estos personajes, a través de sus cambios de pelo o del crecimiento de los niños.

Pero el cambio es más patente en la actitud de los personajes y en la evolución personal de los actores, que les hace introducir pequeños matices cada vez que volvían a retomar la interpretación.

Una película que lleva al máximo lo que ya hizo el director en su trilogía "Before sunrise", "Before sunset" y "Before midnight", en las que contaba la vida de una pareja en tres días de sus vidas, separadas por bastantes años.

En este caso, ha juntado en un único largometraje la evolución de una familia entera, aunque centrada en la vida de un niño en el periodo más importante de su crecimiento.

Linklater ha sabido sacar veracidad de cada uno de los actores que participan en este singular proyecto, en especial a Coltrane y a Arquette, que son la columna vertebral de una historia llena de pequeñas anécdotas que la enriquecen.

Si algo se puede criticar de la película, es su duración excesiva -165 minutos-, aunque es comprensible que al director le costara cortar el trabajo de casi 12 años.

Considerada como la mejor película del año por la Federación Internacional de Críticos de Cine (Fipresci), Richard Linkater obtuvo además el Oso de Plata al mejor director en la pasada edición del Festival de Cine de Berlín. EFE