Santiago Giraldo apuesta a todo o nada para estar entre los mejores

A los 23 años, el colombiano Santiago Giraldo, número 48 del tenis mundial, ha decidido vivir al revés para hacer una apuesta a todo o nada en busca de entrar al club de los jugadores más selectos del planeta.

"Algunas cosas de este mundo metían ruido a mi carrera, entonces cerré mi cuenta de la red social facebook, cancelé mi teléfono inteligente, cambié mis números y terminé con mi novia para concentrarme sólo en mi carrera", explicó a en entrevista a Efe el jugador originario de Pereira.

Podría ser una decisión absurda para cualquiera de esos jóvenes de su generación que viven pegados al internet y la tecnología, pero el lo interpreta como el camino más corto para aprovechar su talento.

Giraldo llegó esta semana a los cuartos de final del 'Open 500' de Acapulco luego de derrotar al español Albert Montañés, 25 del mundo. En la fase de los ocho opuso gran resistencia a Nicolás Almagro, 13 del ránking, quien sólo pudo vencerlo luego de una dura lucha en tres sets.

"Almagro tiene nivel de top 10, viene de ganar los títulos en Costa Do Saipe y Buenos Aires, ese partido y otros me dejan ver que es accesible la entrada a un grupo más selecto de jugadores, tengo el potencial, las herramientas para seguir mejorando", comenta.

Según sus rivales, le pega a la pelota con mucha potencia y es muy completo, sin embargo el colombiano está en un plan de no escuchar los elogios porque es mejor concentrarse en las carencias para solucionarlas y crecer como tenista.

"En la parte táctica me falta tranquilidad, en la mental necesito madurez y tener la capacidad de superar los momentos de tensión. Debo trabajar en lo físico, aumentar la velocidad, mejorar el saque, manejar mejor mi potencia de derecha, mostrar más consistencia con el revés, y subir más hacia la red", dice.

Parece muy duro consigo mismo, pero está convencido de su meta y varios de los tenistas en Acapulco coinciden que con su disciplina, puede aspirar pronto a un lugar en el top 30 del mundo.

"Nunca miro el ránking, no me importa el número sino mejorar en la cancha porque lo demás es consecuencia. Con trabajo y dedicación van a venir resultados, quiero estar en un grupo más selecto de jugadores", señala.

Aunque se ha aislado como caracol en su concha, Giraldo no se considera un ermitaño y dice ser un tipo normal con un amplio círculo de amigos.

"Soy muy familiar y hay un Giraldo fuera del tenis, al que le gusta estar enterado de las cosas, leer los diarios y también novelas de drama", señala.

Es un enamorado de los deportes, disfruta montar a caballo, jugar golf, voleibol y fútbol, además de nadar, pero no hace nada de eso para evitar riesgos de lesión.

Su caso es raro en el circuito de los profesionales, pero su estrategia está funcionando. Al menos ya está en el top 50 y varios de los mejores insisten en que no llegó a su techo. "En lo que respeta a mi, estoy tranquilo con mis decisiones", confiesa".