Faciolince: los colombianos no nos dedicamos solamente a oficios infames

Autor de libros intimistas y personales, el colombiano Héctor Abad Faciolince busca reflejar la realidad social de un país que adora pese a todo. "

Héctor Abad Faciolince. Foto: EFE
Héctor Abad Faciolince. Foto: EFE

Autor de libros intimistas y personales, el colombiano Héctor Abad Faciolince busca reflejar la realidad social de un país que adora pese a todo. "

"Yo no soy un publicista de mi país, incluso soy un crítico de mi país, pero naturalmente los colombianos no nos dedicamos solo a oficios infames".

"Escribir y narrar ficciones vale la pena (...) y dedicarle la vida a eso es hermoso en un país donde tanta gente se ha dedicado a traficar con drogas, a fundar grupos armados de extrema izquierda y extrema derecha, a corromperse en la política", asegura en una entrevista con Efe.

Pausado, relajado y con una sonrisa permanente en su rostro, recuerda que "hay personas que se dedican a otras cosas y un ejemplo maravilloso es García Márquez, que se dedica al arte de la palabra y le demuestra al mundo entero que también en ese rincón de la tierra, en esa esquina de Suramérica, se puede escribir muy buena literatura con nuestra propia materia prima".

Y eso es lo que él hace con sus novelas, inspirarse en lo más cercano. "No se me ocurriría escribir de lo que no conozco muy de cerca, escribo de lo más cercano y de lo más íntimo" y un ejemplo es su nueva novela, "La Oculta" (Alfaguara), que sin embargo también tiene una parte histórica.

"Pero como la historia está tan llena de vacíos siempre, en buena medida me lo invento, según mi propia experiencia", afirma entre risas.

En su opinión esa es la literatura. A partir de lo real, imaginarse lo que pudiera haber pasado en determinadas circunstancias y reflexionar sobre situaciones concretas de la vida.

Es lo que siempre ha hecho y que repite de nuevo en "La Oculta", una novela con tres narradores que cuenta el apego de una familia a una finca en la región de Antioquia, las diferentes relaciones que esos tres hermanos tienen con la tierra y la historia familiar que les llevó hasta allí.

Momentos muy íntimos de cada uno de ellos se mezclan con el relato de los antepasados, marcado por ese lío de nombres tan habitual de la literatura colombiana, y con un complejo trasfondo social, el de la guerrilla primero y el de los paramilitares después, para acabar con la amenaza de la especulación inmobiliaria.

Una historia contada a retazos y llena de una prosa muy poética con la que Faciolince describe con ternura una región que le es muy próxima.

"A esa región llegaron mis antepasados paternos, a esa región llegaron mis tatarabuelos y a esa región fui yo por primera vez con mi abuelo y la recorrí a caballo con mi abuelo muchísimas veces. Hay mucha memoria mía metida en la falsa memoria de los personajes", recuerda.

Y aunque nunca antes había pensado en situar allí una novela, el impulso le llegó tan repentino como inapelable.

"'La Oculta' empieza una madrugada en que yo estoy caminando descalzo por el prado de esta vieja finca de mis abuelos, siento el rocío de las hierba en mis pies y eso me transmite una sensación muy fuerte, de apego, de contacto con la tierra, y siento como una euforia y una conexión tan fuerte con esa tierra que digo: tengo que escribir sobre esa tierra".

Dos hermanas y un hermano cuentan la historia. Tres personajes que fueron evolucionando al ritmo de la escritura de Faciolince, que lo único que tenía claro desde el principio era que el hombre fuera homosexual.

"Como los finqueros y hacendados de Antioquia suelen ser unos machos muy machistas, para que no se fueran a apropiar de mi novela quise que ese muchacho y ese señor luego, fuera muy distinto, que fuera gay y que viviera con un negro y que tuviera una relación muy íntima, casi carnal, con la tierra, pero que no fuera como ellos, y no es como ellos", explica divertido.

Una historia en la que también está muy presente la inevitable violencia. "Aquí es una parte de la vida, algo con lo que cuentas, es como vivir con un volcán activo que de vez en cuando entra en erupción", reflexiona.

Un proceso de construcción complicado en el que varias veces estuvo a punto de abandonar el proyecto, pero recuperó la fe y finalizó un libro que fue publicado en diciembre en Colombia, que ocupa el número uno de los más vendidos y del que ya está cerrada su traducción al alemán, francés, holandés e inglés.

Pero pese al reconocimiento de crítica y lectores, Faciolince asegura que le que queda mucho por aprender. "Voy a seguir intentando escribir mejor, no en busca de la obra maestra, sino de algo mejor".

"Si yo fuera capaz de escribir en prosa frases tan hondas y tan sonoras como las que usaba Machado para describir los campos de Soria...". EFE