Simón Bolívar

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Simón Bolívar

Aunque Simón Bolívar, nació en Caracas - Venezuela, el 24 de julio de 1783. Por ser la principal figura catalizadora de la emancipación de los pueblos suramericanos y de Colombia. Nuestro portal lo destaca como un personaje de la historia colombiana. Así con respeto por nuestra hermana Venezuela y reconociendo que Bolívar era un autentico caraqueño, nos permitimos destacar al libertador dentro de esta sección.

Caracas (Venezuela) 1783 - Santa Marta (Colombia) 1830. Caudillo de la independencia hispanoamericana. Nacido en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar se formó leyendo a los pensadores de la Ilustración (Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu) y viajando por Europa. En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt.

Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 se juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas; además, suministró al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos.

En 1810 se unió a la revolución independentista que estalló en Venezuela dirigida por Miranda (aprovechando que la metrópoli se hallaba ocupada por el ejército francés). El fracaso de aquella intentona obligó a Bolívar a huir del país en 1812; tomó entonces las riendas del movimiento, lanzando desde Cartagena de Indias un manifiesto que incitaba de nuevo a la rebelión, corrigiendo los errores cometidos en el pasado (1812).

Pero Bolívar realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le daría el control del país.

En 1813 lanzó una segunda revolución, que entró triunfante en Caracas (de ese momento data la concesión por el Ayuntamiento del título de Libertador). Aún hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Bobes, que reconquistaron el país para la Corona española, expulsando a Bolívar a Jamaica (1814-15); pero éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le daría el control del país.

Bolívar soñaba con formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, no satisfecho con la liberación de Venezuela, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la Batalla de Boyacá (1819), que dio la independencia al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia).

Reunió entonces un Congreso en Angostura (1819), que elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia, que englobaba lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá; el mismo Simón Bolívar fue elegido presidente de esta «Gran Colombia». Luego liberó la Audiencia Quito (actual Ecuador) en unión de Sucre, tras imponerse en la Batalla de Pichincha (1822).

En aquel mismo año Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran caudillo del movimiento independentista, San Martín, que había liberado Argentina y Chile, para ver la forma de cooperar en la liberación del Perú, pero ambos dirigentes chocaron en sus ambiciones y en sus apreciaciones políticas (pues San Martín se inclinaba por crear regímenes monárquicos encabezados por príncipes europeos), desistiendo San Martín de entablar una lucha por el poder y dejando el campo libre a Bolívar (poco después se marcharía a Europa).

Al hundirse su proyecto, Bolívar dimitió de la presidencia, abandonó Venezuela y murió poco después en la más absoluta pobreza

Bolívar pudo entonces ponerse al frente de la insurrección del Perú, último bastión del continente en el que resistían los españoles, aprovechando las disensiones internas de los rebeldes del país (1823). En 1824 obtuvo la más decisiva de sus victorias en la Batalla de Ayacucho, que determinó el fin de la presencia española en Perú y en toda Sudamérica.

Los últimos focos realistas del Alto Perú fueron liquidados en 1825, creándose allí la República de Bolívar (actual Bolivia). Bolívar, presidente ya de Colombia (1819-30), lo fue también de Perú (1824-26) y de Bolivia (1825-26), implantando en estas dos últimas Repúblicas un modelo constitucional llamado «monocrático», con un presidente vitalicio y hereditario.

Sin embargo, los éxitos militares de Bolívar no fueron acompañados por logros políticos comparables. Su tendencia a ejercer el poder de forma dictatorial despertó muchas reticencias; y el proyecto de una gran Hispanoamérica unida chocó con los sentimientos particularistas de los antiguos virreinatos, audiencias y capitanías generales del imperio español, cuyas oligarquías locales acabaron buscando la independencia política por separado.

Así fracasó el Congreso continental que Bolívar convocó en Panamá en 1826 para dar forma a su proyecto de confederación de naciones hispanoamericanas, al que sólo asistieron representantes de cuatro países (Colombia, Perú, México y Guatemala).

En su misma República colombiana estalló una guerra civil que dio al traste con la unidad en 1830, al separarse Venezuela (bajo el liderazgo de Páez), Ecuador (presidido por Flores) y Colombia (bajo la dirección de Santander). Al hundirse su proyecto, Simón Bolívar dimitió de la presidencia, abandonó Venezuela y murió poco después en la más absoluta pobreza.

Francisco de Paula Santander

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Francisco de Paula Santander

Santander nació en Rosario de Cúcuta, en el año 1792 y murió en la ciudad de Bogotá, en 1840. Fue dirigente de la independencia de Colombia. Doctorado en Derecho a los 17 años, se unió enseguida al movimiento revolucionario contra la dominación colonial española (1810).

Combatió en diversas campañas hasta que Simón Bolívar le ascendió a general y jefe del Estado Mayor de su ejército (1817).

Siguió colaborando con él hasta la independencia de la Gran Colombia (actuales Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador), en 1819.

Francisco de Paula Santander fue nombrado vicepresidente del país por el departamento de Cundinamarca (nombre que tomó Nueva Granada, actual Colombia), y se encargó del gobierno mientras Bolívar estaba ausente luchando contra los españoles.

También se enfrentó a Bolívar, organizando una conspiración fracasada contra sus inclinaciones autoritarias; fue juzgado y desterrado.

Su poder fue confirmado al establecerse un régimen político unitario en 1821, pasando Santander a ejercer la vicepresidencia de la Gran Colombia. Desde entonces entró en conflicto con Páez, portavoz de las aspiraciones independentistas de Venezuela, que consiguió restablecer un sistema federal y apartar a Santander de la vicepresidencia en 1828.

También se enfrentó a Bolívar, organizando una conspiración fracasada contra sus inclinaciones autoritarias (1828); fue juzgado y desterrado. Cuando murió Bolívar y se rompió la Gran Colombia (1830), Santander regresó del exilio y participó en la revolución que dio origen a la República de Colombia separada de Venezuela y Ecuador.

Fue elegido primer presidente constitucional de Colombia (1832-37) e inició una sangrienta persecución de los bolivarianos y otros disidentes. No obstante, siguió una línea política progresista, con especial atención al desarrollo de la educación.

Perdidas las elecciones de 1837, abandonó el poder y siguió ejerciendo como diputado de la oposición hasta su muerte.

Juan José Rondón

Juan José Rondón - Foto: Diego Alejandro Gutierrez Naranjo tomada de wikimedia

Juan José Rondón - Foto: Diego Alejandro Gutierrez Naranjo tomada de wikimedia

Juan José Rondón fue coronel del Ejército Libertador. Nació en un poblado de lo que hoy es el Estado Guárico,

en los alrededores de 1790 y murió en 1822 a consecuencia de una herida leve que le fue infligida en la batalla de Naguanagua, en un pie, que se gangrenó. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde 1896.

La hazaña bélica por la cual se conoce más al coronel Rondón fue su muy oportuna y decisiva intervención en la batalla de Pantano de Vargas, en Colombia, en 1819. Allí, cuando todo parecía estar perdido para las fuerzas bajo el mando del Libertador, éste contaba con la columna de caballería al mando del coronel Rondón.

Bolívar había decidido comprometer esa columna en el momento oportuno. Contrariamente a lo que le ocurrió a Napoleón Bonaparte en la batalla de Waterloo, cuando esperaba la intervención de las fuerzas de Grouchy que no llegaron a tiempo y por ello los franceses no pudieron resistir la embestida del prusiano Blücher. Rondón sí llegó a tiempo en Pantano de Vargas.

Ante la desesperación frente a une evitable derrota ante unas fuerzas españolas muy superiores en número, se les dijo a los combatientes patriotas: “Rondón no ha peleado”. Cuando peleó Rondón se abrió el camino hacia la derrota de las fuerzas españolas comandadas por el coronel José María Barreiro.

Gllette Saurat, Presidenta de la Sociedad Bolivariana de Francia, en su obra Simón Bolívar el Libertador, nos dice lo siguiente sobre la batalla de Pantano de Vargas:

“La táctica salvadora improvisada a última hora por Simón Bolívar consistió en primer lugar a colocar en reserva casi toda su caballería, legión británica y llaneros. Se quedarían encerrados en el patio de una hacienda situada al pie de la cota que había convertido en su puesto de observación. Consistía también en enviar al resto de sus tropas por olas sucesivas, con orden de disputar el terreno milímetro por milímetro, a sabiendas claramente que no estaban en capacidad de resistir frente a la presión de los españoles. El resultado era que con cada repliego de los patriotas se incitaba a Barreiro a comprometer parte de sus reservas para lanzarlas contra ellos”.

La acción se había iniciado a las once de la mañana. A las cinco de la tarde, los republicanos intentaron un nuevo ataque. El jefe realista, para repelerlos y acabar de una vez por todas, utilizó el resto de sus tropas. Los patriotas retrocedieron en desorden y se creyeron perdidos, con un enemigo encarnizado que les pisaba los talones y cuyo ardor se decuplaba ante la perspectiva de un triunfo inminente.

Fue el momento que escogió Bolívar para lanzar la masa de sus tropas frescas. La legión británica en primer lugar. Con james Rooke a la cabeza, cargó y se echó en el combate. Desconcertados, con su avance detenido, los españoles, sin embargo, seguían luchando encarnizadamente y era incierta la suerte de la batalla.

Bolívar seguía cuidadosamente, con su catalejo, las fases del combate. Detrás de él, percibía la agitación de algunos llaneros, llegados ante las noticias y que temblaban de impaciencia. Pero todavía no había llegado el momento. Eran las seis de la tarde cuando por fin el Libertador se volteó hacia el jefe llanero.

—Coronel, gritó, ¡a usted le toca salvar a la patria! Rondón, un negro, hijo de esclavo, electrizado, se desprendió como un resorte largamente comprimido y descendió, a galope tendido y con lanza en punta, por la colina, en dirección de la batalla.

Detrás de él, catorce llaneros arrastrados por el ejemplo y la voz: “¡Que los valientes me sigan!” clavaban las espuelas sobre sus monturas. Catorce fieras que surgieron en el medio de las filas enemigas para perforar con sus lanzas a los infantes espantados que rápidamente fueron sumergidos por el resto de la caballería llanera que siguió de cerca la heroica carga de Rondón.

En la Venezuela en crisis cuya destrucción progresiva es una de las mayores causas de angustia conducente a desequilibrio mental de quienes vivimos en estas tierras, no nos encontramos frente a un Simón Bolívar camino a Tunja cuya caída abriría las puertas de Santa Fe de Bogotá. Sí estamos frente a una oposición que ha sabido enervar las fuerzas oficialistas. Tenemos una oposición, mayoritaria por su número pero escuálida frente al oficialismo en lo referente a recursos económicos y de poder, que ha sabido replegarse, como en Pantano de Vargas para forzar el despliegue de las fuerzas del enemigo y, llegado el momento, asestarles el golpe de gracia. Estamos en una gran batalla, la del referéndum revocatorio, que nos abrirá las puertas de la democracia.