La Selección Colombia y una utopía que ilusionó un país

La ‘Tricolor’ una vez más detuvo las horas, los minutos y los segundos en el país, la noche del 26 de junio la patria entera observaba con emoción  las definiciones desde los penales, Colombia ilusionaba con una clasificación a semifinales  que tal vez no merecíamos  ¿pero quién soy yo para decir eso?. Los cobros desde los 11 pasos servían como desfibriladores médicos que irrumpían con cada tanto la ansiedad de las personas por ver a Colombia nuevamente  vencer a Argentina.

Gran especial de la Copa América en Colombia.com

Los cobros errados de Colombia  y Argentina hacían que la parte final del encuentro cogiera un aire ‘novelesco’… “tú fallas, yo fallo”. Esta promesa se mantuvo hasta el cobro de Carlos Tévez, que con un buen  tiro quebranto el ‘fuerte’ que celosamente había construido David Ospina, éramos eliminados de una Copa América nuevamente.

Ese sentimiento que vivieron los más de 47 millones de colombianos, nos trajo a la cabeza  el recuerdo del sin sabor amargo de la derrota que ya habíamos probado hace un año en la pasada copa del mundo, un sentimiento de impotencia, insuficiencia  y frialdad a la que la Selección nos había intentado acostumbrar. Pero…  ¿por qué ilusionarnos nuevamente? , ¿por qué volver a sufrir por esta Selección?, ¿por qué volver a apalear a este pueblo que ya ha sufrido bastante?

En esta Copa América Colombia no mostró su mejor juego, no era envidiable, no daba miedo, nos tocó experimentar una nueva Colombia, una con dudas, una que no juagaba bien y sin embargo una victoria con Brasil bastó, un solo gol… ¡un solo gol nos clasificó! Y eso fue suficiente para ilusionarnos con toda una Copa América que sola vez en nuestra historia no nos fue esquiva.

Ayer esos 23 jugadores eran héroes, Pékerman era presidente, Falcao un tigre, éramos invencibles,  habíamos erradicado el ‘era gol de Yepes’, logramos nuestra revancha, vencimos a Brasil, teníamos el mejor 10 del mundo y uno de los equipos más fuertes. Hoy son  esos desdichados que se atrevieron a ilusionarnos, a jugar con nuestra esperanza, los que se atrevieron a fragmentar nuestros más profundos anhelos y nos dejaron con las manos vacías.

Personalmente creo que lo que más duele es el hecho de que por primera vez en muchos años, los países, el mundo entero nos tenía miedo, sabían quienes eran nuestros jugadores, que éramos capaces de hacer, nos tenían respeto y  eso nunca había pasado en esta gloriosa pero agónica patria, para nosotros ese sentimiento de superioridad era completamente nuevo y como buenos colombianos siempre queremos más.

Tal vez no soy la persona más adecuada para decir esto, pero espero que esa 'banda  de malparidos' como nos dice cierto periodista argentino, siga jugando con nuestras ilusiones, se siga atreviendo a formar esperanza en este pueblo golpeado por la desdicha, que sigan en su trabajo de generar respeto por los colombianos y lo más importante, que sigan formando utopías fantásticas en donde todos nosotros somos más felices.

Pablo Figueroa – Colombia.com