Copa América: Colombia le ganó un partido a la historia

La Selección Colombia no vencía a la Selección de Brasil hace 24 años, y en la noche del 17 de junio logró repetir la hazaña. 

Jeison Murillo celebrando junto a Radamel Falcao García. Foto: EFE
Jeison Murillo celebrando junto a Radamel Falcao García. Foto: EFE

La Selección Colombia no vencía a la Selección de Brasil hace 24 años, y en la noche del 17 de junio logró repetir la hazaña. 

“Hoy he decidido hablar de cosas imposibles, pues de lo posible, se sabe demasiado”. Con esta frase de Sigmund Freud, debo reconocer que no hay imposibles en esta vida. Colombia ganó 24 años después de haber vencido por última vez a la Selección de Brasil en una Copa América, por esto y otras cosas más, este partido quedará en la memoria de todos y se archivará en la historia colombiana.

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Siempre he criticado a la Selección cuando juega mal, les he dado ‘duro’ cuando a la ´Tricolor´ se le olvida el ‘joga bonito’, y así como muchos colombianos ya sentía que con la derrota ante Venezuela, estábamos más que eliminados de la Copa América; pero la Selección de Pékerman supo silenciar todos los comentarios negativos y logró vencer al mayor ‘enemigo’ en los últimos años.

Este partido en especial ya venía cargado con un aire de ‘revancha’ para todos los colombianos, muchos querían una venganza por una eliminación ‘injusta’ en el Mundial del 2014. Para mí fue un partido más, siempre he pensado que el fútbol se debe vivir en el presente, no se gana nada recordando viejas derrotas, De igual forma, ¿qué se puede hacer?

La caída ante Venezuela me confirmó que el equipo no estaba en su mejor nivel, jugadores como Armero, Zuñiga, Valencia y hasta Falcao no merecían ser titulares en el partido. Esa derrota generó en los colombianos lo que yo personalmente he denominado como el ‘síndrome de derrota tricolor’, esto provocó en las personas más que furia y rabia, una decepción por no poder ver a la ´Tricolor’ jugar bien.

Es por eso que para el partido de Brasil no solo se jugaba la posible clasificación a la siguiente fase de la Copa América, ¡No!, se jugaba una ‘revancha’ de lo vivido en los cuartos de final del Mundial de Brasil, con un ‘sí era gol de Yepes’ incluido, estaba en juego 24 años de sequía ante la ‘Canarinha’, la ilusión de un país y el orgullo de los hinchas que sentían que al equipo de Pékerman solo le faltaba la victoria ante Brasil.

El partido de Colombia sorprendió, la Selección en 20 minutos ya había jugado mucho mejor que todo el partido ante Venezuela, un equipo que salió a buscar el triunfo, ordenado, tocando bien el balón, aprovechando el buen fútbol de Pablo Armero, Carlos Sánchez y Teófilo Gutiérrez, un equipo que quería anotar un gol antes de terminar el primer tiempo.

Así fue, la vida le dio a Jeison Murillo la oportunidad de anotar tal vez el gol más importante de su carrera, un gol que desquebrajó el país, le dio la oportunidad al país entero que gritara ese  gol que no se pudo gritar en el Mundial, Murillo sería el cuarto jugador colombiano en anotarle a la Selección de Brasil en una Copa América.

La historia fue otra en los 45 minutos restantes, Brasil quería anotar, intentaba de todas las formas, pero Colombia fue un candado, no dejó jugar bien a Neymar y personalmente creo que eso fue lo que más lo enojó. 4 minutos de adición y el partido sería historia, James intentaba, Cuadrado y hasta Bacca, pero el resultado seguía siendo el mismo. Pitazo final y por fin pudimos gritar… “¡Ganamos #$%****”

Muchos pedían la cabeza de Falcao y Pékerman antes de iniciar el partido, de todos los que habían defraudado la fe de los hinchas, pero solo bastaron 90 minutos para que todos esos comentarios terminaran en alegría, gritos, llantos de felicidad, festejos y caravanas ondeando la bandera tricolor. Colombia recuperó el respeto que vilmente Venezuela nos había robado, recuperamos a  la Selección que jugó el Mundial y el respeto de todos. De nuevo somos grandes favoritos para llevarnos la Copa América.

Reconozco cuando me equivoco, y en estos casos me gusta tragarme mis propias palabras, esas cuando aseguraba  que ya estábamos eliminados y que no íbamos a hacer absolutamente nada en esta Copa. Hoy tal vez con más ojos de hincha  que de periodista, me vuelvo a ilusionar y así como muchos colombianos veo a mi Selección de otra manera, vuelvo a padecer de esa ‘fiebre amarilla’ que nos había contagiado en el 2014.  

Pablo Figueroa – Colombia.com