Copa Libertadores

Brasil, ausente de semifinales de la Libertadores por primera vez desde 1991

En el año de "su" Mundial, Brasil quedó sin un representante en las semifinales de la Copa Libertadores por primera vez desde 1991, con la eliminación del Cruzeiro ante el San Lorenzo argentino en la noche del miércoles.

Brasil, ausente de semifinales de la Libertadores por primera vez desde 1991. Foto: EFE
Brasil, ausente de semifinales de la Libertadores por primera vez desde 1991. Foto: EFE

En el año de "su" Mundial, Brasil quedó sin un representante en las semifinales de la Copa Libertadores por primera vez desde 1991, con la eliminación del Cruzeiro ante el San Lorenzo argentino en la noche del miércoles.

La eliminación de los seis equipos brasileños que disputaron la Libertadores en esta edición también terminó con una racha de cuatro años seguidos con un campeón de este país y nueve años seguidos con al menos un finalista, precisamente en el año en el que Brasil organiza el Mundial de la FIFA.

Los motivos de la debacle brasileña son varios, pero el principal tiene nombre propio: el San Lorenzo de Almagro, club que eliminó a tres brasileños seguidos, incluyendo a dos de los favoritos a luchar por el título.

El Cruzeiro fue su víctima en cuartos, el Gremio en octavos y el Botafogo, que necesitaba al menos de un empate en la última jornada del Grupo 2, fue goleado por 3-0 por el San Lorenzo en Buenos Aires.

Las derrotas del Cruzeiro, actual campeón de liga, y el Gremio, fueron las que más estupor causaron en Brasil porque se creía que, con el nivel de sus plantillas, eran dos serios aspirantes a la victoria final.

En Brasil también se tenía esperanzas en el Atlético Mineiro, el defensor del título de la Libertadores, que se despidió en los octavos de final ante el Atlético Nacional de Colombia.

El Atlético Mineiro no fue el equipo avasallador del año pasado debido, en parte, al mal estado físico de Ronaldinho Gaúcho y a que el año pasado se fue del equipo su mejor jugador, Bernard, ahora en el Shakhtar Donetsk, de la liga ucraniana.

El adiós del Botafogo sólo sorprendió por prematuro, pero casi nadie en Brasil albergaba excesivo optimismo en relación al equipo carioca después de la marcha del holandés Clarence Seedorf, principal responsable por haber obtenido la clasificación a la Libertadores, el pasado diciembre.

Del mismo modo, era de esperarse que no llegasen muy lejos en la competición el Atlético Paranaense, un club modesto de la ciudad de Curitiba con una plantilla limitada, y el Flamengo, un club grande en horas bajas.

El Flamengo se clasificó a la Libertadores al ganar la Copa de Brasil, pero en la liga del año pasado se salvó del descenso en la última jornada.

El equipo se reforzó esta campaña con jugadores de peso como Elano y André Santos, pero estos veteranos se perdieron varios partidos de la Libertadores por lesiones y el equipo cayó en la primera fase.

El duro revés al fútbol brasileño adquiere más relevancia si se tiene en cuenta que los clubes de este país son, con diferencia, los más ricos de América Latina, lo que explica su dominio en la competición continental en la última década.

Pero a pesar de tener más presupuesto para fichajes, muchos clubes no tienen sus cuentas saneadas y algunos de ellos, como el Botafogo, han llegado este año a atrasarse en el pago de los salarios de los jugadores.

Estos problemas, unidos al habitual éxodo de las estrellas brasileñas a Europa, mermó la calidad de los equipos del país, aunque este no es un problema nuevo y ha sido habitual en las últimas décadas.

De los equipos que jugaron la Libertadores este año, tan sólo dos brasileños estarán en el Mundial, el delantero Jô y el portero Víctor, ambos del Atlético Mineiro.

El Cruzeiro, campeón de liga, no aporta ningún jugador a la selección de Luiz Felipe Scolari, una situación casi inédita, que en el pasado sólo ocurrió en los mundiales de 1986 y de 2006. EFE

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