Selección Colombia: Una victoria que llena de ilusión a un país

Todos sabemos que cuando Colombia juega, todo tiene un ambiente especial, un ambiente de fiesta, un ambiente que  parece más carnavalesco que el mismo carnaval de Barranquilla. Una fiesta a la que todos estamos invitados, pero  que son 11 personas los que ponen la música y son ellos mismos los que deciden si seguimos festejando hasta el  amanecer o simplemente debemos acabar la fiesta e irnos a dormir con una decepción más en nuestras vidas. 

Soy de esos que critica cuando se juega mal y así mismo admito cuando se juega bien, pero el partido ante la  Selección de Perú en el inicio de las Eliminatorias fue diferente. El partido venía con una carga de malicia desde  el principio, y no lo digo en malos términos. Lo digo porque en el último partido ellos nos arrebataron uno de los mejores jugadores que ha dado esta tierra y  eso es como si a una madre le quitaran a su hijo. Nos arrebataron a James Rodríguez. Sin embargo, él desde lejos y recuperándose de la lesión, se unió al grito de apoyo de todos los colombianos a la Selección Colombia.

Del partido se puede comentar mucho, del esquema táctico, del planteamiento de los técnicos, de la forma de juego, de las habilidades de ciertos jugadores o de los errores del otro. Pero lo que sí es cierto es que este partido fue especial y de eso es lo que quiero hablar. 

La Selección Colombia nos mal acostumbró, nos enseñó que se debe ganar pero jugando bonito, nos enseñó que no hay rival grande y que somos nosotros los que debemos generar ese sentimiento al equipo contrario. Nos enseñó algo que para muchos no es tan conocido… ganar. 

Y tal vez fue esa mala costumbre la que nos hizo criticar al equipo cuando jugó mal en la pasada Copa América o cuando jugó mal ante Perú en el último amistoso. 

Pero este partido era la oportunidad para que esos jugadores demostraran una vez más que aún podemos tener fe, que la esperanza no se ha perdido y que podemos seguir soñando con cosas grandes, que como dicen por ahí, el cielo es el límite. 

Muchos dirán “qué exagerado, tanto dramatismo por un simple partido de fútbol”, ¡pues no!, hoy comprendí que no solo se juegan tres puntos, también se juega la ilusión de más de 48 millones de colombianos, que así como se ilusionan con un país que está a punto de lograr una paz que para muchos era inalcanzable, se ilusionan con ver nuevamente a su equipo llegando a un Mundial. 

Y tal vez, mejorar el resultado logrado en el Mundial Brasil 2014 donde se llegó a cuartos de final y fue eliminado por un grande, por el dueño de la casa, por el anfitrión, Brasil, que no pudo ante Alemania en la siguiente ronda.

Para resaltar, en el partido ante Perú, el apoyo incondicional de más de 40.000 hinchas que se encontraban en el estadio Metropolitano de Barranquilla y que nunca dejaron de alentar, la frialdad de José Pékerman para mantener un equipo que algunas partes del juego no lo hacía bien, el respaldo a un ‘Tigre’ que aún no puede rugir y que a pesar de su situación aún cuenta con más de 48 millones de voces que lo alientan. Finalmente se debe hablar de los 11 guerreros que sudaron la camiseta y le trajeron un poco de felicidad a esta tierra.

La victoria que consiguió Colombia abrió nuevamente las puertas para que todos podamos soñar de nuevo, para que todos podamos estar nuevamente “unidos por un país”, para que volvamos a creer en algo y finalmente para poder ser felices y festejar hasta que la banda termine de tocar. 

Pablo Figueroa – Colombia.com