Mancha "verdeamarela" deja por primera vez a hinchada colombiana como minoría

La mancha "verdeamerala" que como un verdadero río humano se acercaba hoy al estadio Castelao, de Fortaleza (nordeste), para el partido de cuartos de final del Mundial entre Brasil y Colombia. 

La mancha "verdeamerala" que como un verdadero río humano se acercaba hoy al estadio Castelao, de Fortaleza (nordeste), para el partido de cuartos de final del Mundial entre Brasil y Colombia. 

Diferente a la invasión "amarilla" de colombianos en Belo Horizonte, Brasilia, Cuiabá y Río de Janeiro, donde los cafeteros disputaron sus otros partidos, esta vez el "verdeamarelo" de los dueños de casa prevalecía en los alrededores del estadio de la capital del nororiental estado de Ceará.

El lateral cafetero Camilo Zúñiga manifestó ayer que el grupo de jugadores ya sabía que la hinchada colombiana será minoría y que la presión de la afición brasileña será "fuerte", pero advirtió que el equipo está preparado para afrontar el partido en condiciones diferentes a las de los otros compromisos de su seleccionado.

"Sabemos que no somos tantos como cuando tomamos el Mineirao (Belo Horizonte) o el Mané Garrincha (Brasilia), pero los que estamos aquí representamos el corazón de 47 millones de colombianos en todo el mundo que están con la selección", señaló a Efe el comerciante colombiano Rodrigo Lemus.

Los colombianos, en su mayoría con camisetas rojas (Colombia utilizará hoy su segundo uniforme) y a pesar de estar en un número menor, no dejaban de entonar cánticos de apoyo a su selección y de demostrar su euforia por el equipo del técnico argentino José Pékerman estar por primera vez en semifinales.

"No tenemos nada que perder. Ya el equipo cumplió la mejor campaña en su historia. Pero se puede ganar y tenemos con que hacerlo. Brasil está muy presionado y a eso le podemos sacar ventaja", dijo el médico Francisco Taborda, quien viajó a Brasil desde Canadá en compañía de su esposa norteamericana.

En un clima de integración y alegría entre las dos "torcidas" (hinchadas), colombianos y brasileños posaban juntos para tomarse fotos en las entradas del estadio, compartían bebidas y se abrazaban.

"Esto es un deporte. Con los colombianos siempre tendremos lazos muy fuertes de amistad. No importa cuál sea el resultado del partido, las cosas no van a cambiar entre dos vecinos", comentó la abogada brasileña Ludmila Souza, quien acuñó palabras similares del técnico brasileño Luiz Felipe Scolari en la rueda de prensa previa de ayer.

En la remodelada Avenida Alberto Creveiro que da acceso al estadio Castelao, abierta hoy sólo para el paso de aficionados, ondeaban banderas brasileñas, una de ellas de 20 metros traída a Fortaleza por una familia de Sao Paulo y que fue extendida al lado de la entrada de prensa.

A diferencia de hace un año, cuando en plena disputa de la Copa de las Confederaciones Fortaleza vivió un clima tenso por las manifestaciones violentas durante el torneo, la fiesta futbolera se imponía hoy en las calles aledañas al estadio.

La vendedora ambulante de cerveza Rosa Soares señaló al respeto que "hace un año, había tensión y muchos dejaron de venir a vender aquí por miedo. Ahora con más partidos y turistas, aumentó la seguridad y las protestas ni se vieron aquí". EFE