Los stradivarius no son mejores violines que los modernos

Los violines que hace más de tres siglos manufacturó el lutier de Cremona (Italia) Antonio Stadivari son legendarios y cotizan a millones de dólares pero, a ciegas y guiados por su oído, los músicos de ahora prefieren los instrumentos modernos, según un estudio científico.

Violín Stradivarius. Foto: EFE
Violín Stradivarius. Foto: EFE

Los violines que hace más de tres siglos manufacturó el lutier de Cremona (Italia) Antonio Stadivari son legendarios y cotizan a millones de dólares pero, a ciegas y guiados por su oído, los músicos de ahora prefieren los instrumentos modernos, según un estudio científico.

En junio la casa Sotheby’s subastará un instrumento salido en 1719 de las manos de Stradivari, la llamada viola Mcdonald, y el precio de partida es de 45 millones de dólares (32,5 millones de euros).

Stradivari hizo entre 1.000 y 1.100 instrumentos, incluidos violines, cellos, arpas, violines y violas, de los cuales sobreviven unos 650, entre ellos de 450 a 512 violines.

Los Stradivarius han sido motivo de novelas, películas, robos, búsquedas y, más recientemente, de un debate sobre la causa misteriosa de su “voz” peculiar y de comparaciones con los violines que se manufacturan actualmente. Ahora, también de una investigación científica que publica esta semana “Proceedings of the National Academy of Sciences”.

 Claudia Friz, una investigadora del sonido en la Universidad de la Sorbona (París), modificó un experimento que ya había hecho dos años antes y en septiembre pasado puso a diez solistas de diferentes partes del mundo ante una docena de violines.

Las pruebas se hicieron en la residencia de una familia de músicos profesionales de cuerdas, y en Coeur de Ville, en Vicennes, una sala de concierto con 300 asientos famosa por su acústica.

El experimento involucró seis instrumentos italianos antiguos, de ellos cinco Stradivarius, y seis instrumentos de manufactura moderna.

En la primera parte del mismo los diez solitas evaluaron los doce violines en una pequeña sala de ensayos; luego los mismos violinistas lo hicieron en el auditorio con la posibilidad de un acompañamiento de piano.

En la última parte del experimento los solistas usaron los instrumentos con acompañamiento de orquesta en la Coeur de Ville ante una audiencia de cincuenta personas conformada por lutiers, músicos, melómanos y críticos musicales.

Todos los violines se colocaron sobre una mesa y los solistas pudieron elegir al que, hipotéticamente, podría reemplazar a su propio instrumento durante una gira.

Los violinistas tuvieron cincuenta minutos para probar todos los violines que desearan, usando sus propios arcos, y así eligieron los cuatro considerados mejores.

Y aunque los músicos variaron en sus preferencias, dos violines de fabricación reciente fueron los que tuvieron las mayores puntuaciones en todo el grupo y un viejo Stradivarius quedó en tercer lugar.

En conjunto, los violines nuevos recibieron treinta y cinco puntos a su favor y los viejos cuatro.

“La perenne búsqueda del ‘secreto’ de los Stradivarius es fútil, porque no lo hay” señaló Fritz.

“Los ‘strads’ son instrumentos notables, han sobrevivido trescientos años y son de una manufactura bella. Pero esas mismas propiedades se hallan también en violines nuevos”, agregó.

EFE