Seis consejos para recuperar la energía

Justo cuando uno dice: ¡No puedo más! Me rindo, ¡estoy agotada! vas a la cama a dormir casi 12 horas. Al despertar, sigue el agotamiento, sin ánimos de levantarse para hacer los deberes. Conozca estos seis consejos para recuperar la energía en la vida: 

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Justo cuando uno dice: ¡No puedo más! Me rindo, ¡estoy agotada! vas a la cama a dormir casi 12 horas. Al despertar, sigue el agotamiento, sin ánimos de levantarse para hacer los deberes. Conozca estos seis consejos para recuperar la energía en la vida: 

Estos son seis consejos para recuperar la energía en la vida:

1. Estás comiendo demasiados carbohidratos Como muchos padecimientos, el cansancio puede iniciar en el estómago, con lo que comemos. Cuando sobrepasamos la ingesta normal y saludable de carbohidratos, en cualquiera de sus formas (pan, pastas, papas, etc.), tu digestión se vuelve más pesada y, por lo tanto tu tránsito intestinal también. Entonces, la pesadez viene. Trata de incluir menos carbohidratos en tu dieta, te sentirás mucho mejor.

2. No te has desparasitado, o necesitas un complejo vitamínico Estas dos situaciones son básicas. Cada uno de nosotros debería desparasitarse por lo menos cada seis meses, especialmente si acostumbras comer fuera de casa con frecuencia. Tomar o inyectarte complejo B cada seis meses, así como tomar complementos vitamínicos puede ayudarte a fortalecer tu organismo, tu sistema nervioso y a sentir energía para realizar tus actividades diarias. Consulta a tu médico o nutriólogo; de ser necesario, te mandarán algunas pruebas de sangre para descartar anemia o alguna otra situación que sea causante de debilidad.

3. No estás haciendo ejercicio o no sabes relajarte ¿Hacer ejercicio? ¡Pero muero de cansancio! Y además, ¡no tengo tiempo! Una frase dice: “Medita 15 minutos diariamente y si no tienes tiempo, medita una hora”. El ejercicio físico en verdad hace milagros: baila, sal a correr, camina, practica yoga o ve a un gimnasio, ¡lo que quieras! Pero actívate y cánsate, esto relajará forzosamente tu cuerpo, dormirás mejor y, por lo tanto, también comenzarás a sentirte llena de energía. Ahora, te aclaro algo: relajarte no es dormirte, ni tener que usar alcohol, pastillas o cualquier otra cosa para olvidar los problemas. No, relajarte es la capacidad de disminuir la tensión muscular y arterial; es un momento de soltar el cuerpo, descansarlo y darle por unos instantes paz a la mente y al espíritu. Aprende a respirar profundamente y relajarte por unos minutos. Hacer esto en la oficina, en un embotellamiento vehicular o en momentos de mucha tensión, reducirá el desgaste físico de tu cuerpo y tu mente será más clara. Dedicar tiempo a la actividad física no es tiempo perdido, es tiempo invertido.

4. Tu espacio es gravoso, aburrido y te genera tensión Este punto es un poco más complejo de controlar, pero no imposible. En la medida de lo posible, trata de hacer de tu espacio de trabajo un lugar agradable para ti: un aroma, una imagen o frase inspiradora, tus fotos o proyectos que te recuerden hacia dónde vas, música o lo que a ti te anime. Proponte trabajar por metas al día, iniciar y terminar algo en especial; establece tus metas y luego ¡rómpelas! Haz algo divertido. Muévete, camina, sube y baja escaleras, toma agua, respira y libera estrés.

5. No te diviertes con tu familia y amigos Contrario a lo que la lógica pudiera decir, el agotamiento desaparece con la actividad, pero no aquella en la que llenas tu día al tope y comes corriendo, si bien te va. No, nada de eso. El agotamiento desaparece cuando organizas tu vida en distintas actividades, combinando las placenteras con las aburridas o tediosas, con las obligaciones y el descanso. Así que compra una agenda y organiza tu vida, día a día. Incluye actividades con tus hijos, sin importar su edad, tiempo a solas con tu pareja (se ha comprobado que la actividad sexual fortalece el ánimo, el corazón y el matrimonio) y tiempo con los amigos. Esos buenos momentos te llenarán de energía y vitalidad, ¡ya lo verás!

6. Dedica tiempo al servicio caritativo Esta es la última recomendación garantizada. Cuando trabajas en favor de otros o te relacionas con quienes padecen alguna aflicción, descubres que tus asuntos no son tan complicados, ni tu vida tan difícil. Recuerdo alguna vez desear, sobre todas las cosas, llegar a casa e ir a la cama directamente para dormirme. Pero al llegar mis hijas me esperaban en la puerta. Tan pronto me estacioné, se subieron al carro y me dijeron de alguien cuya casa se había inundado. Pasamos toda la tarde y parte de la noche ayudando junto con otros vecinos; me olvidé de comer, del sueño y de mi agotamiento.

Interlatin / Emma E. Sánchez, Familias.com