Las mujeres mayores desean buen sexo

Más amor que sexo desean las mujeres entre los cincuenta y los sesenta años, mientras que las más mayores no quieren perder su "último tren".

Colombia.com - Vida y Estilo
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Más amor que sexo desean las mujeres entre los cincuenta y los sesenta años, mientras que las más mayores no quieren perder su "último tren".

Estos son algunos de los resultados de la encuesta sobre la sexualidad de las mujeres mayores realizada por la psicóloga Anna Freixas, entrevistada por Efe-Reportajes.

"Las más jóvenes de esta encuesta creen todavía en el imaginario del amor romántico mientras que a las mayores les pesa más el deseo de gustar, y no quieren perder su último tren", asegura esta experta en el envejecimiento femenino.
 
Esta encuesta rompe el mito de la falta de interés sexual femenino a partir de la menopausia ya que la pulsión femenina masturbatoria aparece como una práctica habitual en casi la mitad de las participantes, que tampoco rechazan los juguetes eróticos.

"Yo creo que las féminas se están dando permiso ahora para probar otras opciones sexuales y entre un siete o un ocho por ciento de las mujeres mayores reconoce cierta pulsión de deseo lésbico", constata Ana Freixas.

Un total de setecientas mujeres de entre cincuenta a ochenta años han respondido de forma anónima a las preguntas de la psicóloga Anna Freixas, la primera sobre este perfil de población, en un proyecto de investigación apoyado y financiado por la administración española.

"Las más jóvenes creen todavía en el imaginario del amor romántico y las mayores parece que se lo creen menos; les pesa más el deseo de gustar," puntualiza esta experta en el envejecimiento femenino. Y es que, al parecer, las féminas mayores de sesenta años no quieren perderse ya el último tren del sexo.

“Las mujeres de 65 años reivindicamos nuestra sexualidad, porque estamos en el mejor momento y no queremos perdernos el último tren  de nuestra vida;  ya estamos en  el 'mañana', en  'nuestro futuro' y lo que no probemos 'hoy',  no se nos ofrecerá más adelante”, enfatizó una de las encuestadas en uno de los grupos de debate auspiciados por Anna Freixas. 

Un cierto deseo lésbico

Sobre el deseo lésbico, si bien es cierto que muchas mujeres niegan haberlo sentido en toda su vida, un grupo menor, pero importante, afirma que ha experimentado esta pulsión sexual en algún momento de su existencia.

"Para mí, no es transcendental que quinientas mujeres nieguen cualquier sombra de lesbianismo, sino que doscientas mujeres reconozcan cierta pulsión", remacha Anna Freixas.

Esta experta detecta  una sexualidad cambiante, la de las mujeres que se inclinan por el sexo femenino a partir de los cuarenta, cincuenta e, incluso, sesenta años.  "Yo creo que las mujeres se están dando permiso ahora para probar otras opciones sexuales y entre un siete o un ocho por ciento de las mujeres se decanta por esta alternativa", reflexiona. 

El elogio de la soledad

Esta encuesta rompe el mito de la falta de interés sexual femenino a partir de la menopausia ya que, pese a lo que pudiera parecer,  la pulsión femenina masturbatoria aparece como una práctica habitual en casi la mitad de las participantes, que tampoco rechazan los juguetes eróticos para sus actividades sexuales, una especie de "elogio de la soledad".

"No es verdad que a las mujeres maduras les deje de interesar el sexo, sino que depende del momento en el que estés, de las oportunidades que la vida te ofrece y de si tú misma te das permiso para vivirlas;  muchas mujeres reclaman más ternura, más pasión  y muchos otros aspectos relativos a la sensualidad, como caricias o abrazos", recalca la experta.

La psicóloga reconoce también que un número importante de mujeres siente en esta época un descenso del deseo, aunque otras féminas reconozcan que la sexualidad mejora con la edad, al no tenerse que preocupar  por los embarazos o por el malestar de la menstruación, “y es que la sexualidad femenina es muy contextual,  depende del momento emocional y relacional, y algunas mujeres están aburridas, porque llevan muchos años con la misma rutina sexual de su pareja, que también está envejeciendo”.

"Estoy en una etapa distinta"

Quizás éste sea el motivo por el que muchas de las mujeres  más jóvenes de la encuesta, las “cincuentonas” aseguran no tener "afición a la carne", “estar en una etapa distinta” y no se decantan ni por el sexo ni por el amor, “lo que también tranquiliza mucho, porque la verdad tiene muchas caras y si estás en este apartado, también te sientes representada en la estadística”, advierte Freixas.

Y es que, para Anna Freixas, “no hay un modelo único de sexualidad, del mismo modo que la menopausia no es igual para todas las mujeres, sino que en ella influye nuestra educación, el hecho de tener o no tener pareja, las restricciones mentales y las oportunidades que nos hemos sabido tomar en nuestra vida”.

No a la viagra femenina

La experta comenta el fracaso de los laboratorios que han querido lanzar al mercado una “viagra femenina”, “ya que nuestro sexualidad  tiene mucho que ver con la piel, la relación, el cariño, los afectos, los vínculos y una pastilla no puede activar nuestro deseo”.

Reacia a dar cifras, Anna Freixas constata que su encuesta busca la estadística de calidad, “ya que no es un informe sobre la población general, sino que pretende abrir un debate social, ofrecer espacios de intercambio, con el fin de propiciar la transformación de las ideas que constituyen el imaginario social sobre la sexualidad de las mujeres mayores,  en donde las inquietudes de este colectivo se sientan reflejadas”.

En esta encuesta, realizada con la técnica “bola de nieve” entre redes de mujeres de un nivel cultural medio y medio-alto,  Anna Freixas reconoce que más de la mitad,  las 3/5 partes, han sido respondidas por mujeres de entre cincuenta y sesenta años, seguidas de las féminas de sesenta a setenta años y que un porcentaje muy pequeño corresponde a las mayores de ochenta años. 

El objetivo, un debate social

Tras este interesante trabajo anónimo, la psicóloga está trabajando ahora  en crear “grupos de debate” voluntarios entre las participantes para matizar la encuesta o debatir asuntos que no salen en ella, “para recoger así la voz de las personas implicadas en un asunto tabú, del que no se habla nunca en la calle,  y poder abrir un debate social”, remacha Anna Freixas.

Anna Freixas, psicóloga y profesora de la Universidad de Córdoba (España), inició sus trabajos sobre el envejecimiento de la mujer ya en su tesis doctoral y es autora del libro “Nuestra menopausia, una versión no oficial"  y coautora de “Los cambios en la vida de las mujeres". EFE