“A ti, que vuelves cuando te da la gana”

Existen amores que llegan y se van cuando se les da la gana, que arman y desarman historias de amor cada vez que quieren, nos ilusionan con un futuro y en la noche se marchan sin remordimientos. ¿Qué debemos hacer?

Colombia.com - Vida y Estilo
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Existen amores que llegan y se van cuando se les da la gana, que arman y desarman historias de amor cada vez que quieren, nos ilusionan con un futuro y en la noche se marchan sin remordimientos. ¿Qué debemos hacer?

No podemos tolerar un amor a medias, que haga con nuestro corazón lo que se les da la gana. Nos merecemos más, mucho más que eso. Ser Mejor publicó un artículo de Lluvia Márquez que se dirige a ese amor no correspondido. Aquí lo compartimos contigo:

“A ti, que vuelves cuando te da la gana”

“Esto va dedicado a ti, que vuelves cada primavera para convertirla en un invierno, recordándome que no existe el verdadero amor. ¿Sabes? No te he olvidado, mi viejo amor. Y creo que nunca lo haré, porque cada que vuelves me deleitas con esa sonrisa tuya, y con esos ojos que brillan de ilusión… pero que, lamentablemente, brillan por otra persona. Sé que no me perteneces y aun así me estremecen tus besos y tus caricias, pero lo peor es que aún sigo creyendo en tus mentiras. Sé que cuando dices que me amas estás mintiendo, pero yo prefiero creerlo y volverme loca por ti cuando lo pronuncias. Cada vez que me abres la puerta, se me enchina la piel de emoción, aún sabiendo que detrás de esa puerta sólo hay un precipicio.

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Y en verdad no me importa caer, mientras vaya de tu mano; el problema es que el golpe me lo llevo yo, y además tengo que amortiguar tu caída, porque tu insensibilidad te permite evitar todo dolor y toda culpa.

Cada vez que fumo, recuerdo tus besos con olor a cigarrillo, y cuando me preguntan que por qué no he dejado el vicio del humo, les digo que es porque tengo miedo de olvidarte. La verdad es que mi vicio no es el cigarrillo sino tú. Sé que soy una terca, pero prefiero tus besos de tabaco a unos pulmones sanos.

Me visitas cuando quieres y me dejas sola cuando te canso, pero yo te tengo y te acaricio todos los días en mis pensamientos, aun cuando no estés presente. Y esas son las caricias más puras, las que sólo existen en mi mente. Me choca seguir queriéndote aún cuando te veo de la mano con ella, y sobre todo odio amar la sonrisa que sus gestos te provocan. Me caigo mal al ser feliz con tu felicidad, al verte contento a su lado.

Y yo me quedo sola, esperando a ver cuándo se te ocurre volver, y cuando vuelves es tan pasajero que ya no sé si lo disfruto o sólo sufro la ansiedad de saber que te volverás a ir.

A ti, mi corazón azul, te quiero pedir que ya no me hagas sufrir más con tu indiferencia.

A ti, que vuelves cuando te da la gana, quiero pedirte que ya no regreses nunca más.”

Fuente: whatthegirl.com