Nueve lecciones que deberías estar aprendiendo de tus hijos

No únicamente los padres aprenden de los hijos cuando son pequeños, porque en cada etapa de su desarrollo se adquieren nuevos aprendizajes.

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No únicamente los padres aprenden de los hijos cuando son pequeños, porque en cada etapa de su desarrollo se adquieren nuevos aprendizajes.

Niños, jóvenes, adultos y ancianos, todos los seres humanos aprendemos de quienes nos rodean, el conocimiento está en todos lados, hasta en tus propios hijos. ¡Así como lo lees! hasta en tus hijos. ¿Te has cuestionado sobre lo que puedes aprender de ellos? Te invito a reflexionar sobre este tema y no me sorprendería, valga la redundancia, que acabes sorprendida.

1. El optimismo de ser niño: ¿Cuántas veces los niños rompen sus juguetes? ¡Millones de ocasiones! Sin embargo, no dejan de jugar todos los días y de divertirse aun con su juguete roto o averiado. Desde pequeños, los hijos les enseñan a los padres esta manera de ver los problemas de la vida: con una actitud positiva ante los obstáculos.

Los padres, con el paso del tiempo, se preocupan por enseñarles a sus hijos a tomar decisiones y a hacer de ellos personas capaces de solucionar sus propios problemas, pero la realidad es que, por instinto humano, todos somos aptos para enfrentar y resolver cualquier situación.

2. La imaginación es buena herramienta: De adultos se deja de soñar despierto, puesto que las responsabilidades y obligaciones son ya una prioridad, por eso se deja de imaginar. Sin embargo, usar la imaginación no sólo sirve para tener ilusiones, sino para encontrar soluciones y alternativas ante cualquier situación adversa. Aprende de tus hijos y úsala para tu beneficio.

3. Cada momento, cada día: ¿Cuántas veces ríen tus hijos en un día? A todas horas viven experiencias alegres y saben disfrutar de la vida. Los adultos dejan de sonreír debido a la carga inmensa de responsabilidades y el estrés que éstas conllevan. A pesar de eso, debes valorar cada minuto de tu vida y dejar a un lado tus preocupaciones y aunque suene a frase trillada, vivir cada día como si fuera el último.

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4. Pedir perdón y perdonar: Cuando una persona daña es muy difícil verla con cariño, mas, con humildad en el corazón, es posible perdonar. Los padres se esfuerzan por enseñar a sus hijos a perdonar y a que pidan perdón cuando alguna persona les hace daño o ellos han cometido algún error. De modo que aplica tus propias enseñanzas hacia tu vida.

5. Nadie es más: En la actualidad, infortunadamente, hay actitudes racistas y discriminatorias. Lo vemos día tras día. Aunque tú no seas partícipe de tales acciones, los niños enseñan a los adultos a aceptar a todas las personas por igual, sin diferencia de ninguna especie. Ante sus ojos todos son amigos y seres humanos.

6. No temen a enfermarse: Casi todos los niños juegan bajo la lluvia, se exponen al sol, están en contacto con la tierra; todo les supone una manera de divertirse. Los adultos, por el contrario, temen hacer esto y muchas veces, por cuidar de la salud de los hijos, les prohíben cualquier diversión que presuponga el adquirir una enfermedad. Sin embargo, los hijos nos enseñan que el cuerpo por sí solo es capaz de activar las defensas y prevenir enfermedades.

7. Conocen los momentos exactos para distraerse: Cuando los niños están cansados, lo primero que hacen es buscar alguna actividad que les guste y los distraiga (sí, jugar). Los adultos pocas veces tomamos esa actitud, sólo lo hacemos por la necesidad de cumplir con una obligación. Debes saber que los momentos de distracción y de descanso son fundamentales para llenar el cuerpo y la mente con nueva energía y así poder llegar a una meta establecida.

8. Desvergonzados: No temen a la vergüenza. Un ejemplo de esto es que cuando los hijos apenas se están enseñando a vestir, eligen su propia ropa y recurren a combinaciones extrañas sin importar lo que la gente pueda decir de ellos. Nunca se preocupan por las opiniones de los demás, son libres de ser ellos mismos. ¿Cuántas veces no te quieres cambiar el look y no lo haces por darle prioridad a la opinión ajena?

9. El amor nunca termina: El amor que sienten los hijos hacia los padres es incondicional. A pesar de los regaños constantes por desear disciplinarlos y educarlos, ellos demuestran su amor sin guardar rencores. Con solo un beso o un abrazo son capaces de olvidar una mala experiencia.

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