Por: Redacción Actualidad • Colombia.com

Una mujer mexicana de 88 años sube a los árboles como si tuviera 15

Una mujer mexicana de 88 años sube a los árboles como si fuera un joven de 15. Doña Menchita, para quien la edad es solo un número, recolecta sin ayuda los frutos de los árboles que luego vende por las calles y mercados de su pueblo de Yucatán.

Una mujer de 88 años no permite que le ayuden a bajar los frutos de su árbol porque ella misma se encarga de eso. Foto: Twitter @qtf
Una mujer de 88 años no permite que le ayuden a bajar los frutos de su árbol porque ella misma se encarga de eso. Foto: Twitter @qtf

Una mujer mexicana de 88 años sube a los árboles como si fuera un joven de 15. Doña Menchita, para quien la edad es solo un número, recolecta sin ayuda los frutos de los árboles que luego vende por las calles y mercados de su pueblo de Yucatán.

Subir a los árboles es una de las destrezas que más rápido desarrollan niños y jóvenes, la agilidad y la velocidad para hacerlo caracterizan a los muchachos, y siempre ha sido común en algunos lugares del mundo, que se registren competencias entre ellos para ver quién lo hace más rápido.

Trepar a los árboles parece haber sido una labor casi que destinada a los hombres porque no ha sido muy común que las mujeres también lo hagan, pero como siempre hay particulares excepciones, este es el caso de una mujer en México que sin nada que envidiarle a los más jóvenes, sube a los árboles como si fuera un experto.

Doña Menchita, como se le conoce en el pueblo de Timizín en Yucatán, es una mujer de origen maya y es popular allí por su carisma, sencillez y bondad, pero especialmente por poseer una destreza que generalmente se le conoce a los más jóvenes, ella tiene una energía realmente envidiable y a sus 88 años nada la detiene.

Hace dos años que la señora perdió a su esposo, pero eso no es impedimento para que doña Menchita continúe realizando las duras labores del campo, ella vende frutas en el pueblo, y ella misma es la encargada de subir a los árboles para recolectarlas, algo que parece impensado para una persona de avanzada edad.

Las hijas de doña Menchita se encargan de cuidarla, pero ella se niega a dejar de subir a sus árboles y de suspender sus labores de la tierra, ella misma vigila e interviene sus cultivos y hasta es la encargada de recolectar y cortar la leña.

La energía y vitalidad de doña Menchita es realmente envidiable, ella es un ejemplo claro de que la edad es tan solo una cifra, porque la verdadera vejez es la que estanca la mente y no le permite al espíritu y al cuerpo mantenerse vigentes.