NO ANDABA MUERTO, ESTABA DE PARRANDA

El dedicado, honrado y soñador Juan Pablo tiene 18 años entregándole su vida como contador a YO SÍ VIAJO, una exitosa Agencia de Viajes que vende exclusivos y atractivos paquetes turísticos por Europa. Ser un juicioso empleado de una próspera compañía no garantiza que su vida sea también exitosa, por el contrario, el salario apenas le alcanza para compartir una hamburguesa doble-carne y un refresco cada semana con su amigo Javier, quien también trabaja en la agencia y con quien intenta drenar su frustración diaria de querer ser alguien mejor en la vida y así poder viajar y conocer el mundo entero al lado de su novia. Los desdichados deben recibir diariamente las insolentes órdenes del gerente, un gordo petulante que pretende ejercer su supuesta autoridad pero que todos saben que es un simple “lametraseros” de los dueños. Un buen día, a Juan Pablo la suerte le cambia, pero para peor, cuando resbala en el piso mojado de un pasillo de la oficina y pega la cabeza contra el piso, dándose un golpe tan fuerte que lo deja inconsciente. Cuando despierta se encuentra con la terrible noticia de que en su cabeza tiene un tumor del tamaño de un limón y que solo le quedan tres meses de vida como máximo. Desconsolado por la noticia Juan Pablo ahoga en alcohol todas sus penas con su único y fiel amigo, Javier, y decide actuar como nunca antes y vengarse de sus despiadado jefe quien nunca valoró su esfuerzo y dedicación. Transferirá buena parte de los fondos de la empresa a su cuenta personal y viajará por Europa con su mejor amigo dándose la mejor vida el tiempo que le queda.