“CIA” criolla departamental le sigue el rastro al contrabando

A la hora de la rumba Bogotá tiene lugares para todos los estilos. Casi todo depende del presupuesto. 

Colombia.com - Gastronomía
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A la hora de la rumba Bogotá tiene lugares para todos los estilos. Casi todo depende del presupuesto. 

Unos prefieren las discotecas más elegantes y otros las más sencillas. Unos se inclinan por la casa, otros por los bares, las tiendas y hasta los billares de barrio.  Incluso, para algunos la calle es un buen sitio. Los temas son los mismos. La política, los chismes, el fútbol, el trabajo y por supuesto las relaciones de pareja. Y aunque unos rumbean con los whiskys más finos y los otros con los aperitivos más baratos, todos se enfrentan al mismo enemigo: el licor y cigarrillo de contrabando. 

Son las 3 de la tarde y tres funcionarios de rentas departamentales del Distrito Capital llegan a uno de los bares más play de la ciudad, ubicado en plena zona rosa. El administrador los recibe muy amable, pero lo que él no sabe es que el mesero que despidió hace pocos días fue y les contó donde estaba la bodega de los licores “baratos” a los funcionarios del Programa Anticontrabando de la Federación Nacional de Departamentos.

"Estaba bien escondida detrás de una pared falsa que tapaba una nevera y tenía de todo. Vodka, whisky, aguardiente, aperitivo, ron y 15 pacas de cigarrillos de marcas escritas hasta en otros idiomas". Narra uno de los funcionarios que entró a la bodega. El administrador visiblemente consternado se agarra la cabeza, se sienta y le pide a uno de los meseros que le sirva un whisky.

El sitio ya había sido detectado por los hombres del Centro de Inteligencia Anticontrabando CIA del departamento, pero no sabían dónde guardaban el trago para el "cambiazo". "Era cuestión de tiempo. Tarde o temprano todos los que venden trago y cigarrillos de contrabando caen" afirma convencido el jefe del grupo.

Un policía retirado es quien guía a los sabuesos que rastrean contrabandistas, rutas, adulteradores, bodegas, falsificadores de estampillas, compradores frecuentes y hasta los sitios donde la gente más reporta intoxicación. “No somos muchos, la verdad el grupo es pequeño, pero estamos luchando con uñas y dientes porque el daño que le hace el contrabando al departamento es grandísimo”, señala Fernando Augusto Medina director de impuestos distritales.

Felipe Córdoba es el nuevo director del Programa Anticontrabando de la Federación Nacional de Departamentos y explica el tamaño del hueco fiscal. “La cifra es escandalosa, estamos hablando que sólo en el primer semestre de 2013 el recaudo por el impuesto al consumo de cigarrillos, licores y cervezas disminuyó en 6.441 millones con respecto a igual período de 2012”. Por eso Córdoba insiste que el contrabando es un cáncer disfrazado de gripa. “Nadie dimensiona su peligro”.