Tres pasos para matar los celos

Los celos pueden ser el arma más letal para una relación y si no aprendes a controlarlos, nunca serás feliz. 

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Los celos pueden ser el arma más letal para una relación y si no aprendes a controlarlos, nunca serás feliz. 

Reconocer que los celos son un problema es el primer paso; sigue leyendo y descubre los 3 pasos más sencillos para retomar el control de tu vida.

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¿Cómo erradicarlos?

1. Reconoce el sentimiento y la situación
Como en todo mal hábito, el primer paso es identificarlos. Los celos provienen de tu inseguridad, y es fácil confundirlos con otras emociones. Lo primero que debes hacer luego de preguntarte si lo que estás sintiendo son celos (y has respondido afirmativamente), es analizar la situación.

Pregúntate qué es lo que te está haciendo sentir así y verás que en el 99.99% de los casos tu respuesta tendrá más que ver contigo comparándote a otra persona o situación, que con el comportamiento real de tu pareja. La madre de los celos es tu falta de seguridad, y la única persona que puede modificar esto, es tú mismo.

2. Trabaja con tus inseguridades
La inseguridad es el sentimiento más frustrante que hay, y si no trabajas en hacerla desaparecer, nunca serás feliz, ni siquiera si tú y tu pareja vivieran en una isla en la que ustedes son los únicos habitantes (te pondrías celoso del tiempo que tu pareja pasa lejos de ti, o de que disfruta más de la tranquilidad de la isla que de tu compañía).

3. Hagas lo que hagas, NO reacciones impulsivamente
A lo largo y ancho de la historia, las decisiones basadas en impulsos nunca (con énfasis en nunca) han traído buenas consecuencias, y tampoco lo harán en tu vida. 

Te asombrarías al saber que cuando los celos te atacan lo único que tienes que hacer es respirar profundo, pero profundo al menos diez veces, pensando sólo en tu respiración, y la rabia, miedo, impotencia, se irá disipando. 

Concéntrate en que tú no necesitas el control porque confías en que las cosas saldrán de la mejor manera para los dos. 

Y sí, el sólo hecho de pensar en no controlar una situación y dejarla en manos del “destino” te aterra, y por eso es justamente que tienes que trabajar con estos sentimientos que sólo te producen estrés, dolor, incertidumbre, y lo peor, que sólo te pueden llevar a un final: Que tu pareja se canse de ti y que la relación se termine.

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