¿A las mujeres nos gusta rehabilitar gamines?

No nos digamos mentiras los hombres buenos nos aburren y los malos los atraen. Pero, ¿por qué?

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No nos digamos mentiras los hombres buenos nos aburren y los malos los atraen. Pero, ¿por qué?

Ese hombre que es un completo gamín, que nunca responde las llamadas, nos presenta como su “tal vez” frente a sus amigos y es ese que tiene una mala reputación. De ese es el que nunca nos llegamos aburrirnos y hasta llegamos a enamorarnos. Ese hombre es el típico gamín que adoramos rehabilitar.

El hombre bueno siempre empieza por conquistarnos, sorprendiéndonos con rosas, chocolates, las risas, salidas, hasta llegar a tener nuestro corazón. Pero el gamín jamás lo hará y las salidas las debemos pagar nosotras, si es que lo queremos ver.

Al hombre gamín no le interesa los detalles, porque sabe que al final logrará lo que está buscando, ¡se tiene mucha confianza!

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A las mujeres nos encantan los retos y es por eso que nos encanta rehabilitar gamín. Sin embargo no están fácil como creemos y solo al final nos damos cuenta de lo difícil que es. Deseamos coger el camino que más obstáculos tiene para lograr nuestro objetivo, rehabilitar al gamín, pero ignoramos que el hombre bueno siempre estará sin importar las circunstancias.

El hombre bueno siempre comenzará por darnos un cuento de hadas, que al final terminará por aburrirnos y, es que ellos siempre vivirán en una rutina constante. Y aunque el gamín no aporte en nuestra vida, tiene la habilidad de hacer que vivamos en una montaña rusa constante.

Con el hombre bueno sabemos que él accederá a  nuestras peticiones y no le importará sacrificar un plan de tragos por ir de compras con nostras. Siempre estarán preguntándonos que queremos; nos recoge en la puerta de la casa o donde le digamos y nos lleva de nuevo.

Entonces, lo bueno de ese hombre es precisamente lo que hace que no lo elijamos y lo malo del gamín es que hasta que no terminamos estrellándonos contra la realidad no sabremos cuáles son sus intensiones y cuánto hemos dejado por estar rehabilitando gamín.

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