MEMENTO MORI

El cuerpo de un decapitado es arrastrado por el río Magdalena y llega a Puerto Berrío donde lo sepultan como otro NN. En el pueblo la gente ha empezado a adoptarlos; el cementerio se ha llenado de lápidas con la palabra “escogido”, nombran los muertos ajenos como si fueran propios. Pero el “hombre sin cabeza” genera miedo entre los porteños, saben que está prohibido sacar los cuerpos desmembrados del río y no se atreven a tocarlo. Un hombre al que le dicen “Animero”, el encargado de sacar a pasear las ánimas del cementerio, se acerca a la tumba y marca la lápida. Luego hace un pacto con su alma: expondrá su vida y viajará a la región más profunda para buscar la cabeza y devolverle la dignidad al cadáver.