Por: Critiquetas • Colombia.com

Opinión: El Piedra, una película que no saca la piedra

Después de que cesaron las congestiones en las salas de cine para ver a los idolatrados Avengers, me fui a ver qué novedad me encontraba en el cine comercial, debo reconocer que no tenía muchas expectativas debido a que el circuito predominante impone películas cuya calidad no es la mejor en cuanto a contenido e historias.

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Después de que cesaron las congestiones en las salas de cine para ver a los idolatrados Avengers, me fui a ver qué novedad me encontraba en el cine comercial, debo reconocer que no tenía muchas expectativas debido a que el circuito predominante impone películas cuya calidad no es la mejor en cuanto a contenido e historias.

Sin consultar previamente la cartelera, me encontré con una película a la que se le asignó la sala más pequeña del teatro, El Piedra, una cinta colombiana con universo Caribe que me llamó la atención. Resultó inevitable extrañarme de que no era una comedia de esas que abundan en la mal llamada industria cinematográfica nacional, sino que se trataba de la historia de un boxeador muy particular.

Ingresé junto con algunos espectadores que no pasaban de 10 a una sala con capacidad para 80 personas y aunque no es la entrada ideal, tristemente es casi la asistencia normal para producciones nacionales y especialmente para aquellas que con aire regional quieren llegar a todos los públicos. Pocas personas en una sala pequeña hicieron que la sensación de soledad no fuese tan inmensa y sin contratiempos se inició la película.

El Piedra cuenta la historia de un boxeador viejo que no compite por títulos mundiales ni olímpicos, no es la historia del atleta disciplinado que vence todos los obstáculos, incluida la pobreza, hasta alcanzar la gloria. No es otro trillado Rocky y ahí radica su encanto, cuenta la historia poco convencional de un boxeador caribeño que se gana la vida perdiendo peleas, un púgil cuyos ganchos y upper cuts no hacían mella en los rostros de sus contrincantes sino en el propio.

Cuando me estaba acostumbrando a ese tono costeño le apareció al protagonista un hijo, entonces creí que la cosa se volvería pura telenovela por la inevitable relación que se ponía en evidencia entre padre e hijo pero no, al contrario, le incluyó más gracia a la película manteniendo un tono fresco y una narración dinámica.

El Piedra se mete en el barrio popular y se aleja de locaciones hermosamente estéticas porque su tema es el boxeo, y en Colombia este deporte de cuadriláteros y narices chatas huele y sabe a sudor, pobreza y marginamiento.

El Piedra es una historia que sin ser revolucionaria mantiene elementos tradicionales, es muy humana, está bien contada y es cálida como el ambiente del litoral, tiene las sobresalientes actuaciones de sus protagonistas que saben ser la columna vertebral y para los que conocen de boxeo, cuenta con la aparición de algunas de las glorias de este deporte que tantos títulos le ha dado al país y que es la tabla de salvación para muchos jóvenes que recurren a él como la única oportunidad para dejar atrás el polvo de las calles duras y peligrosas de los barrios periféricos de una Cartagena que no es como la pintan.

Es un buen plan ir a ver El Piedra, es una película amena que no solo entretiene sino que muestra la verdadera cara de un deporte duro de comienzo a fin que no está hecho para hombres de cuero y carácter blando.

Ver El Piedra vale la pena y le aseguro que no saca la piedra.