Por: Alejandro Poveda • Colombia.com

Ben Hur, el clásico de Semana Santa que está entrando en el olvido

La ganadora de 11 premios Óscar era una de las películas infaltables durante la Semana Mayor.

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¿La recuerda?. Foto: Twitter
¿La recuerda?. Foto: Twitter

La ganadora de 11 premios Óscar era una de las películas infaltables durante la Semana Mayor.

Hubo una época en la que la Semana Mayor era la oportunidad perfecta para que los canales de televisión transmitieran las historias de la Biblia. Ben Hur, una de las películas más premiadas en la historia del cine, era una de las cintas infaltables. Hoy, eso es cosa del ayer.

En 1959 se estrenó uno de los clásicos del cine épico y dramático que habría de marcar la historia del séptimo arte. No es para menos, junto a Titanic y El señor de los anillos, es a la fecha la película con más premios Óscar de la historia. 11 estatuillas en total, en una época en la que los efectos por computadora eran tan solo una ilusión, muestran la calidad de la película dirigida por William Wyler.

La premisa de la historia, pese a no centrarse en un personaje enteramente bíblico, es cautivante de muchas maneras. Ambientada en la judea del año 30 después de Cristo, la trama transcurre en torno a Judá Ben Hur, un príncipe judío rico que se verá traicionado por un viejo amigo que lo encarcela separándolo de su familia y alejándolo de su tierra. La promesa de venganza, los giros del destino, las pequeñas pero importantes apariciones de un hombre que dice ser el Mesías, harán de las escenas de acción un pequeño engranaje en el gran entramado protagonizado por Charlton Heston.

Ben-Hur no se quedó con nada para cautivar a la audiencia. Los malos pases del destino, la esclavitud, la lepra, los oportunos milagros y una Judea convulsa por las injusticias del imperio romano, son un interesante relato que raya con las cintas tradicionales de Semana Santa sin descuidar por completo el aspecto religioso.

La película hace uso de múltiples recursos que para su época valieron una verdadera fortuna, la inversión que hizo la Metro-Goldwyn-Mayer, superior a los quince millones de dólares, son visibles en cada fotograma. Para hacerse una idea basta con saber que en la producción de la cinta se usaron más de 200 camellos, 2.500 caballos y cerca de 10 mil extras.

Hoy por hoy no se ven películas tan arriesgadas como esta versión de la novela homónima escrita por Lewis Wallace en 1880, ni se les dedica tanta atención por esta época como se hacía hace algunas décadas. Sin embargo, se han abierto las oportunidades para que en cualquier momento se pueda disfrutar de una de las cintas seleccionadas por la National Film Preservation Board para ser conservada por su importancia cultural, histórica y estética.