Despertarse a las 3:00 a.m.: Mhoni Vidente explica el mensaje espiritual detrás de la “hora del diablo”

Despertarse justo a las 3:00 a.m. es para los escépticos una mera casualidad; sin embargo, para los expertos en artes esotéricas como Mhoni Vidente, reconocida por sus acertadas predicciones sobre acontecimientos mundiales, tiene un significado espiritual profundo al cual se le debe prestar atención. 

Según la pitonisa, las 3 de la madrugada es la hora del diablo, ya que es la hora opuesta a la de Dios, por ende, suele estar ligada a energías negativas, presencias espirituales o seres de otros planos que intentan comunicarse con quienes están débiles energéticamente. 

En una entrevista reciente con El Heraldo de México, Mhoni Vidente explicó que las 3 de la tarde es la hora de Dios, ya que fue el momento en que Jesús entregó su vida por la redención de los pecados de la humanidad.

De acuerdo con las declaraciones de la psíquica mexicana, para desafiar al Todopoderoso, el diablo eligió las 3:00 a.m. como su hora de mayor acción. Es por ello, que entre las 3 y las 5 de la mañana suelen aparecer con mayor frecuencia e intensidad espíritus, fantasmas y demonios en lugares embrujados. 

“Las 3 a.m. fue cuando Judas Iscariote traicionó a Jesús. A esta hora, los demonios y las energías están más densas y hacen que tu espíritu sea más propenso a entrar en posesión, por eso a muchas personas se les sube el muerto o ven sombras”, detalló. 

Según la vidente, esta sería la razón por la cual muchas personas se despiertan en horas de la madrugada y no pueden volver a conciliar el sueño. “Es porque el diablo o un espíritu te está viendo y tú en tu subconsciente crees que te va a llevar”, indicó.

Mhoni Vidente mencionó que una forma de alejar a los espíritus y demonios malignos que se aparecen a las 3:00 a.m. es rezar el salmo 91 y usar un escapulario de San Judas Tadeo o de San Miguel Arcángel. 

Salmo 91 para alejar el mal en la madrugada

1 El que habita al abrigo del Altísimo
morará bajo la sombra del Omnipotente.

2 Diré yo de Jehová: Refugio mío y fortaleza mía;
mi Dios, en quien confiaré.

3 Porque él te librará de la trampa del cazador,
de la peste destructora.

4 Con sus plumas te cubrirá,
y debajo de sus alas hallarás refugio;
escudo y adarga es su verdad.

5 No temerás el terror nocturno,
ni la saeta que vuele de día,

6 ni la pestilencia que ande en la oscuridad,
ni la plaga que en pleno día destruya.

7 Caerán a tu lado mil,
y diez mil a tu diestra;
mas a ti no llegará.

8 Ciertamente con tus ojos mirarás
y verás la recompensa de los malvados.

9 Porque has puesto a Jehová, que es mi refugio,
al Altísimo, como tu morada,

10 no te sobrevendrá mal,
ni plaga tocará tu morada.

11 Pues mandará a sus ángeles por ti,
para que te guarden en todos tus caminos.

12 En las manos te llevarán,
para que tu pie no tropiece en piedra.

13 Sobre el león y la víbora pisarás;
hollarás al cachorro del león y a la serpiente.

14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

15 Me invocará y yo le responderé;
con él estaré yo en la angustia;
lo libraré y le honraré.

16 Lo saciaré de larga vida,
y le mostraré mi salvación.