Por: Difusión • Colombia.com

¿Son las clases virtuales más beneficiosas que las presenciales?

Tomando la pandemia como claro caso de éxito, las matriculaciones en clases virtuales no han dejado de aumentar.

¿Son las clases virtuales más beneficiosas que las presenciales?. Foto: Unsplash
¿Son las clases virtuales más beneficiosas que las presenciales?. Foto: Unsplash

Tomando la pandemia como claro caso de éxito, las matriculaciones en clases virtuales no han dejado de aumentar.

Contando con la ventaja de la ubicuidad y su consecuente mayor capacidad de organización, una modalidad que goza de grandes beneficios. En Colombia, pudiendo incluso acceder a Maestrías virtuales gracias a centros como la Universidad Europea.

Una modalidad que obra en favor del alumno

Desde que Internet es ya un vergel donde prácticamente cualquier proyecto cultivado logra germinar, las clases virtuales han ido ganando en popularidad y alumnos a un ritmo incesante. Prueba de ello no lo es ya la ingente cantidad de cursos independientes a los que se puede acceder cómodamente desde la Red. Sino, más bien, la presencia en la Red de cada vez más centros académicos certificados, cuya experiencia y valor inmanentes en su estadio físico avala todavía más su labor frente a la competencia. Una competencia que, pese a su indiscutible calidad e interés, no siempre consigue aunar los recursos del conocimiento de los que sí disponen los mencionados centros.

Aunque muchos puedan llegar a creer que el traslado de lo académico al espacio virtual obedezca a una ecuación entre la oferta y la demanda, la realidad es que las clases en modalidad virtual gozan de múltiples beneficios. Y no sólo para la academia, ahora pudiendo ampliar su proyección a la par que unificar su contenido. Sino también para el alumno, beneficiándose de una mayor flexibilidad, así como de la capacidad de ampliar y complementar su formación mediante otras vías. Motivo por el que centros de gran prestigio como la Universidad Europea en Colombia ha lanzado su oferta formativa incluyendo esta provechosa e innovadora modalidad.

Del youtuber al docente: la universidad salta a Internet

Aunque las labores que titulan este apartado poco tengan que ver entre sí, la realidad es que su evolución en paralelo se ha complementado y retroalimentado de un modo asombroso en el último tiempo. Resulta innegable afirmar que las nuevas generaciones, así como las futuras, viven en una continua conexión a la red. Un espacio que sirve ya no sólo con fines de entretenimiento, sino que dispone también de un gran catálogo de contenido formativo en constante actualización. Además, y como sucede con algunos de los influencers de corte académico —desde profesores de arte y música hasta físicos y matemáticos—, añadiendo a todo un plus de diversión.

Sin embargo, y dejando la parte de ocio a un lado, la clave del consumo de actividades o clases formativas a través de Internet tiene que ver con su ubicuidad. Es decir, con la capacidad de ser consumidas en cualquier momento y lugar o, dicho de otro modo, sin necesidad de desplazamientos y permitiendo una asistencia más sencilla. Razón por la que, en un momento donde muchos alumnos deben compaginar el estudio con la carrera laboral, la modalidad online resulta más plausible. Y todo sin renunciar a la eficiencia. Ya que, retomando el ejemplo de la Universidad Europea, contando con más de 100 titulaciones online y consiguiendo ratios de un 88 % de empleabilidad.

Evidentemente, el mundo de la docencia y el de los influencers formativos guardan una enormísima distancia entre sí. No obstante, en ambos casos se trabaja una consigna clara: normalizar la clase virtual poniendo en valor su veracidad. Porque, cuando aprendemos, no todo se fundamenta en el docente y el valor de su exposición. Más que nada, el contexto del alumnado también importa, siendo este más proclive a asistir y sacar provecho de la clase cuando la flexibilidad obra en su favor. Lo que, a su vez y con el tiempo, se traduce en una mayor capacidad de organización, pero también de ampliación de lo aprendido mediante el mismo medio que lo encauza: Internet.

El éxito de la clase virtual durante la pandemia

Aunque todo lo anteriormente expuesto parezca algo experimental o todavía en vías de desarrollo, la realidad es que la reciente pandemia ha impulsado las clases virtuales como nunca en el último tiempo. Bajo las restricciones que imposibilitaban el contacto social y, por ende, acudir a la escuela o a la universidad, los centros se vieron obligados a trasladar la clase del aula al ordenador. Una opción que se tradujo en alivio para los alumnos e, incluso, en los casos de estudiantes poco dados a la sociabilización, una concentración más intensa y dedicada. Y en relación a quienes no pudieron trabajar y ya contaban con título, hallando incluso Maestrías virtuales para especializarse.

Y es que, en el ámbito de la Maestría, contando con un gran despliegue de Másteres que, como los ofrecidos por la Universidad Europea y ahora también en Colombia, halla desde Marketing y Salud Pública hasta Investigación Musical y Nutrición Clínica. En definitiva, un surtido que permitió al ámbito académico aumentar las matriculaciones en pleno apogeo de la Covid-19. A ojos del alumno confinado en casa, una inversión mediante la que aprovechar el tiempo de reclusión con suma inteligencia. Lo que, al mismo tiempo, ha conllevado una mayor probabilidad de conseguir trabajo tras la apertura al haber podido ampliar su bagaje formativo.

Confirmado por la trágica pandemia, queda demostrado que los beneficios de las clases virtuales no sólo atañen a la comodidad del alumno. Sino que, y profundizando en lo que de esta es consecuente, su impacto positivo en el alumnado hace que sus aptitudes se subliman a su propia cadencia. Al fin y al cabo, no todos aprendemos al mismo ritmo ni bajo la misma orquesta. Por lo que esta modalidad puede dar cabida a nuevos profesionales y talentos que, por una razón u otra, recelan de las clases convencionales. Motivo por el que universidades como la Universidad Europea cuentan ya con más de 83.000 alumnos en su haber mirando a un futuro tan brillante como virtual.