"Mentes en fuga", la película colombiana que rompe estereotipos

 El cine colombiano mira al futuro con la película "Mentes en fuga", ópera prima del joven director Diego Henao, que se estrena esta semana en el Festival de Cine de Bogotá y que rompe con los estereotipos y los lugares comunes de la tradición fílmica colombiana.

 El cine colombiano mira al futuro con la película "Mentes en fuga", ópera prima del joven director Diego Henao, que se estrena esta semana en el Festival de Cine de Bogotá y que rompe con los estereotipos y los lugares comunes de la tradición fílmica colombiana.

"Uno de los grandes problemas que tiene Latinoamérica a nivel de cine es que no es competitivo, no porque no tenga recursos, sino porque cuenta malas historias", dijo Henao a Efe durante una entrevista.

Para poder romper esa costumbre de contar malas historias Henao, de 27 años, se alejó de los temas convencionales porque, dijo, se "sentiría haciendo un cine falso y no me iba a meter a hablar de guerrilla o narcotráfico", e intenta dibujar una panorámica de su generación.

Para ello se sirve de un chico joven colombiano que estudia cine en Buenos Aires, que acude a fiestas, tiene múltiples problemas con las mujeres de su edad y que regresa a su Bogotá natal en la que su universo personal ha cambiado.

Henao, que también estudió cine en la capital argentina, intentó de este modo abordar "conflictos globales como el desarraigo y que esos problemas se representen de una forma global y no típica".

De este modo, trató de "tocar rasgos personales" aunque evitando que la cinta no fuese para él y su círculo cercano, sino más bien "una película de tres actos, con un conflicto central, llena de diálogos y de música".

Asimismo, evita adentrarse en la "postura 'mainstream' del cine contemplativo, errante, natural o sobre el proletariado solo porque es el considerado arte" e intenta que la creatividad se dé la mano con un posible resultado comercial.

Fue en este sentido que trató de huir de los, a su juicio, grandes males del cine latinoamericano y buscó contar una buena historia sin "caer en el lugar común y aprendiendo a hacer personajes interesantes que no que sean cargadores de la bondad del mundo o de la maldad".

Los personajes, retratados en primer plano, son uno de los factores fundamentales en una película que trata el desarraigo como un viaje de ida y vuelta y que no duda en acercarse a los temas más peliagudos que viven los emigrantes.

Todo ello sin dejar de lado la búsqueda de un retrato generacional en el que tiene un gran valor la fiesta, "que es muy divertida, pero también muy trágica", según Henao, y la superficialidad porque "es una generación superficial y hay que presentarla y reflejarla como lo que es".

Para ellos, los protagonistas que pasan por "Mentes en fuga" cuentan con una gran "riqueza emocional y emotiva", con lo cual evita caer en el estereotipo narrativo de "experiencias políticas, paisajísticas o contemplativas".

"Descubrí que el buen cine es el que habla con sinceridad y yo, muy pibe metido en la universidad, metido en fiestas, en mujeres (...) traté de hablar algo que conociera y ser sincero", añade antes de subrayar entre risas que la cinta no es autobiográfica.

A sus 27 años, Henao, que tiene la única producción colombiana en competición en el Festival de Cine de Bogotá, tuvo una gran preocupación para que su primer trabajo no fuera concebido como "una película muy superficial o que la asociaran con una novela colombiana".

Esas "dos pesadillas" tuvo que compatibilizarlas con el temor que supuso ponerse por primera vez detrás de una cámara y la responsabilidad de tener a todo un equipo detrás que, en gran medida, se prestó a colaborar con el proyecto de forma desinteresada ya que el escaso presupuesto no permitió a Henao pagar salarios.

Y todo ello en un país en el que se producen menos de una docena de películas por año y que busca un gran nombre que dé el impulso definitivo a la industria. EFE