Récord mundial de Valery Rozov volando en el Everest

El deportista extremo ruso Valery Rozov, de 48 años, voló desde la cara norte de la montaña más famosa del mundo, en el que fue el mayor salto B.A.S.E. de la historia, a 7.220 metros sobre el nivel del mar.

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El deportista extremo ruso Valery Rozov, de 48 años, voló desde la cara norte de la montaña más famosa del mundo, en el que fue el mayor salto B.A.S.E. de la historia, a 7.220 metros sobre el nivel del mar.


Exactamente 60 años después de que Edmund Hillary y Tensing Norgay escalasen la montaña más alta del mundo, de 8.848 metros, un deportista extremo de 48 años proveniente de Nizhny-Novgorod completó con éxito sus últimos proyectos.

Valery Rozov ha ocupado los titulares de todo el mundo, en los últimos años, gracias a sus espectaculares saltos. En 2009, saltó hacia un volcán en activo al este de la península de Kamchatka; al año siguiente, completó otro salto desde el monte Ulvetanna, en la Antártida; y en 2012, repitió maniobra, pero esta vez desde el monte Shivling, del Himalaya.

Allí, Rozov estableció un record mundial, ya que despegó desde 6.420 metros del atura, lo que en efecto fue la última prueba antes del vuelo definitivo desde la montaña más alta del mundo de un hombre con más de 10.000 saltos B.A.S.E. en su haber.

El atleta ruso ha pasado más de dos años preparándose para este salto, en los que buena parte se ha empleado en el desarrollo de un nuevo traje en forma de ala. Rozov y su equipo en el Everest, en el que había cuatro sherpas, así como fotógrafos y un pequeño equipo de rodaje, pasaron casi tres semanas en el Himalaya, antes de saltar, el 5 de mayo.

La ascensión empezó en la cara china de la famosa ruta norte. Rozov ya había seleccionado una zona de salto de antemano, en el punto más alto de la cara, a una altitud de 7.220 metros. Desde el campo base hasta el punto de salto, el ruso y su expedición tardaron cuatro días. Y, exactamente, a las 2:30 de la tarde, hora local, y con una temperatura de -18 grados centígrados, Rozov se lanzó al vacío, pese al clima adverso de la zona.

Como consecuencia de la poca altura del primer acantilado, los primeros momentos del salto, en una atmósfera no del todo propicia a gran altitud, fueron los más críticos. Rozov necesitó más tiempo del habitual para hacer la transición de caída libre a volar. Una vez superada esa fase, el ruso surcó el cielo durante casi un minuto a velocidades que rondaron los 200 km/h antes de aterrizar sano y salvo en el glaciar Rongbuk, a 5.950 metros de altitud.

“Solo cuando volví a casa me di cuenta de lo duro que ha sido para mí esta misión, tanto física como psicológicamente!, admitió Rozov, padre de tres hijos, tras volver a Moscú. “Cuando he visto los videos de la expedición me he dado cuenta de que tardé más de la cuenta en pasar de la fase de caída a la de vuelo”, concluyó.

Las siglas inglesas B.A.S.E. se refieren a lugares desde donde se puede saltar: B es para “buildings” (edificios), A para antenas o torres, S es el término arquitectónico “Spans” (arcos, como puentes) y la sigla E es para lugares de “Earth” (la Tierra), como acantilados.


Con información de la oficina de prensa.