Medellín

Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

Plaza Botero, homenaje a una ciudad inspiradora

Si hablamos de orgullo patrio viviente podemos referirnos con toda seguridad a Fernando Botero Angulo, ese hombre que junto a Gabriel García Márquez son considerados como los colombianos más universales de todos los tiempos, hombres de obra y legado únicos e irrepetibles cuyo temple, talento y ese don especial que los hace grandes son dignos de imitar y seguir con especial emoción artística y sobre todo, humana.

Actualización
Plaza de Botero. Foto: Shutterstock
Plaza de Botero. Foto: Shutterstock

Si hablamos de orgullo patrio viviente podemos referirnos con toda seguridad a Fernando Botero Angulo, ese hombre que junto a Gabriel García Márquez son considerados como los colombianos más universales de todos los tiempos, hombres de obra y legado únicos e irrepetibles cuyo temple, talento y ese don especial que los hace grandes son dignos de imitar y seguir con especial emoción artística y sobre todo, humana.

Homenaje a una ciudad inspiradora

El gran maestro Fernando Botero desplegó todo su talento por Estados Unidos y Europa, destinos que han sido su residencia por casi toda su vida pero su verdadera casa siempre ha estado en un lugar enclavado en las montañas colombianas, un hogar con el que se está conectado de corazón y espíritu, un lugar que se lleva en el pensamiento y en el alma por siempre.

El escultor vivo más famoso del mundo posee la cultura más vasta que jamás imagine un hombre, ha viajado por todos los puntos cardinales del orbe y ha sido huésped de honor de personalidades que han rendido homenaje a su obra y a su carrera artística, pero ni la pompa ni la estética del glamour y el arte han desviado su dirección afectiva del Valle de Aburrá, la tierra que lo vio nacer y su permanente fuente de inspiración.

Fernando Botero quiso que en pleno centro de la ciudad de Medellín existieran parajes que hicieran agradable el transitar en medio de una conglomerada urbe, un lugar que estableciera conexión entre lo sublime del arte con espacios amables para los visitantes, un lugar privilegiado en medio de un ambiente sosegado y adornado de palmeras mientras el cielo azul primaveral domina días espléndidos, esos que en Medellín abundan durante todo el año.

23 esculturas de bronce con el sello inconfundible del maestro convierten el espacio en el más bello de los museos al aire libre, La Plaza Botero está ubicada en un entorno ideal porque compone junto con el Museo de Antioquia y el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe un espacio de esencia artística que invita a todos, propios y extraños a sensibilizarse con la creación excelsa.

Las esculturas fueron donadas por el maestro a la ciudad como homenaje a ella, no al artista que siempre reconoce el poder inspirador de la capital de la montaña que se fortalece con los años y que ha formado  artistas que también han encontrado una musa en esta metrópoli que constituye un escenario variopinto y multicolor.

Esculturas como la Mujer con fruta, Maternidad, Hombre a caballo, hombre vestido, perro, gato o soldado romano, son una muestra de la universalidad monumental del maestro que le dan a Medellín un sello de exclusividad difícil de ostentar. Visitar Medellín es un disfrute para el cuerpo, el alma y los sentidos, es una experiencia cuya repetición se espera con ansias y en la Plaza Botero se contempla la idea de afincarse en un terruño cuya distancia con el lugar de origen poco importa.

"Paisa seré, en Medellín me quedaré", esa partecita de la canción retumba con fuerza para el visitante que encuentra 23 flores más en la ciudad y que en medio de tanto goce, retuerce su corazón en el momento de partir.