Más de 30 muertos dejó la explosión de una bomba en una mezquita chiita en Afganistán

Dos días después de que se presentara un atentado en una escuela de Afganistán que dejó un saldo de 6 personas fallecidas y 11 heridas, otro hecho de sangre se presentó en este país cuando una mezquita de la comunidad chií fue atacada con explosivos.

Al menos 12 personas se contaban como fallecidas a mediodía cuando en el interior de una mezquita ubicada en la ciudad de Mazar-i-Sharif explotó una bolsa con explosivos, la cual fue detonada cuando el templo religioso se encontraba lleno de feligreses.

“Once personas murieron en el lugar y otra de camino al hospital, lo que hace 12 muertos hasta ahora”, declaró a la AFP Ahmad Zia Zindani, portavoz del servicio de salud de la provincia de Balkh cuya capital es Mazar-i-Sharif.

En total 58 personas resultaron heridas, 32 ellas de gravedad, y se habla que la cifra de fallecidos horas después del atentado llegó a 20 y algunos medios reportan más de 30 muertos.

Las Naciones Unidas condenaron este ataque anunciando a través de su portavoz, Ramiz Alakbarov que el pueblo afgano “ha soportado un inmenso sufrimiento, y debe ser librado de tales ataques insensatos y horribles”.

Las Naciones Unidas se muestran preocupadas por los ataques terroristas porque se están presentando de manera recurrente y consideran que debe terminar pronto y los culpables deben responder por sus actos ante las autoridades.

El ataque a la mezquita no fue el único hecho de sangre registrado el jueves en Afganistán, en Kunduz, en el noroeste del país, cuatro personas murieron y 18 resultaron heridas cuando una bicicleta bomba explotó al paso de un vehículo que transportaba mecánicos que trabajaban para una unidad militar talibán.

En la capital del país, Kabul, un artefacto explosivo fue accionado en una carretera dejando heridos a dos niños.

“Los ataques sistemáticos contra escuelas y mezquitas abarrotadas exigen una investigación inmediata, la rendición de cuentas y el fin de estas violaciones de los derechos humanos”, manifestó Richard Bennet, relator especial de las Naciones Unidas para los derechos humanos en Afganistán.

Los ataques perpetrados en Afganistán han sido reivindicados por el Estado Islámico- Khorasan EI-K, un grupo perteneciente a la etnia sunita y rival de los talibanes, a pesar de que estos últimos también son sunitas.

La etnia chiita hazara en Afganistán es perseguida por ser considerada hereje por parte de los sunitas y los miembros del EI-K la consideran uno de sus principales enemigos y no han tenido problemas para atacar a toda su población, sin importar si son hombres, mujeres o niños.

Los Talibanes han combatido con especial interés al EI-K, grupo que aún no logra hacerse con el control de territorios afganos debido a la persecución gubernamental.