Por: Christopher Ramírez (Twitter: @otrocachac • Colombia.com

Opinión: Poema a Bogotá

Son 482 años de la capital de Colombia. Una ciudad resiliente y capaz de demostrar que la fuerza de su pueblo es superior al mal de sus dirigentes.

Actualización
Foto panorámica de Bogotá desde el cerro de Monserrate. Foto: Piqsels
Foto panorámica de Bogotá desde el cerro de Monserrate. Foto: Piqsels

Son 482 años de la capital de Colombia. Una ciudad resiliente y capaz de demostrar que la fuerza de su pueblo es superior al mal de sus dirigentes.

Las ideas y opiniones expresadas en esta publicación son las del autor y no necesariamente reflejan la opinión ni posición de Colombia.com

Caótica, fría y un poco alejada. Así es Bogotá. Mi Bogotá. Mi ciudad y la ciudad de todos. La capital de un país que también es caótico y sufrido. El centro de una nación que, con lágrimas en los ojos y una herida en el corazón, ha visto como a lo largo de su historia se desangran entre hermanos, que dicen ser patriotas pero que no son más que cobardes sin compasión.

La violencia ha enlutado al país. Por cientos y millares son las víctimas de las balas que disparan las armas de los malos; todos malos. En esta guerra no hay héroes ni villanos; todos malos. Los que consideramos salvadores, terminan convirtiéndose en verdugos. Ya sean soldados, guerrilleros o ‘paracos’, ninguno es bueno, todos malos.

Pero tú, Bogotá, cuna de la oportunidad y el trabajo, has abierto tus puertas para que los muertos en vida, vuelvan a nacer. Sin importar su origen o región, el frío de tus montañas se convierte en calor. Paisas, costeños, pastusos, opitas, santandereanos, boyacenses, llaneros e indígenas son parte de tu mejor exhibición. Una amalgama de culturas y razas que decoran cada calle, cada rincón.

@ELTIEMPO

¡Felices 482 años, Bogotá...

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Son muchos los que te critican, pero miles los que te alabamos hoy. Eres principio y fin de la vida. El origen de esta patria. Los intelectuales te vieron como la base de la revolución, y por eso recibiste el mayor de los tesoros: ser la capital de esta gran nación.

Sabemos que no ha sido fácil. Muchos han querido humillarte y acabarte. No has sido inmune a los virus que atañen a Colombia, como la malicia y la corrupción. ¡Cuánto dolor has sufrido! Los malos gobernantes te han dañado, pero por la ‘verraquera’ de tu gente, nunca te han derrotado. Seguimos firmes y creyentes de tu poderío. Eres la fuerza de un pueblo que cada día se levanta, en medio de la neblina y el hielo, para luchar por sus sueños. Eres tierra de héroes. Eres ciudad de valientes. Tus calles revelan las huellas del pasado, mientras que tus edificios denotan la imponencia de un todavía incierto futuro.

Por eso hoy, querida Bogotá, tu gente se inclina ante la majestuosidad del Monserrate, y, aun en medio de una desgarradora pandemia, este 6 de agosto te recordamos todos. Bogotanos o no, estoy convencido que todos te amamos; y en medio de la algarabía y la fiesta, al unísono gritamos:

“Nuestra voz la repiten los siglos: ¡Bogotá, Bogotá, Bogotá!"

¡Felices 482 años!