La realidad venezolana cobra vida en "Simón", película del catálogo de Netflix

Venezuela lleva viviendo varios años bajo condiciones precarias y muy difíciles. Su actualidad sociopolítica y económica ha hecho que el país esté sumergido en un panorama muy adverso en términos de derechos humanos. 

Bajo este contexto, que no es nuevo en Venezuela, el cineasta Diego Vicentini ha transformado su indignación en arte con su primera película, “Simón”. Esta obra narra la historia de un joven estudiante que es arrestado y torturado durante las protestas en Venezuela, lo que lo obliga a huir del país y buscar asilo en Miami. Allí, enfrenta un profundo sentimiento de culpa por haber dejado atrás a sus compañeros de lucha.

“Simón” ha sido bien recibida, logrando ser seleccionada por la Academia Venezolana de Cine para representar al país en los Premios Goya 2024. Después de un lanzamiento limitado en cines, la película ya está disponible en Netflix, donde ha captado la atención de una audiencia más amplia.

Vicentini, en una entrevista, explicó que su motivación para hacer la película surgió de un profundo sentimiento de culpa por vivir lejos de la realidad venezolana. Aunque emigró a Estados Unidos a los 15 años, nunca perdió contacto con su país natal. 

Las protestas de 2017, en las que miles de venezolanos salieron a las calles para enfrentarse al régimen chavista, marcaron profundamente al director. Estas manifestaciones, acompañadas de una brutal represión, resultaron en 50 muertes, miles de heridos y más de mil detenciones arbitrarias, según informes de la ONU y el Foro Penal Venezolano.

El rodaje de “Simón” se llevó a cabo en 2021, en medio de la pandemia y con recursos limitados. Pese a las advertencias de las autoridades sobre posibles violaciones a la Ley del Odio y la Convivencia Pacífica, la película logró ser proyectada en Venezuela, eludiendo la censura. Esta película es una ampliación de un cortometraje homónimo de Vicentini, presentado como tesis de maestría en 2018.

Vicentini subraya que *Simón* está dirigida principalmente a un público internacional, con la intención de dar a conocer la situación venezolana fuera de sus fronteras. La película explora temas universales como el perdón y la salud mental, especialmente en el contexto de jóvenes activistas que, como el protagonista, sienten el peso de abandonar su país en medio de la lucha.

Para la comunidad venezolana en el extranjero, Simón ha servido como un catalizador emocional, creando espacios casi terapéuticos donde se reflexiona sobre la dura realidad de la migración forzada y las razones que la motivan.