Ciclismo

Por: Carlos Guevara • Colombia.com

Juan Sebastián Molano y Diego Pescador pasaron sin pena ni gloria por la París-Roubaix 2025

Molano intentó sobresalir como gregario hasta que se presentó la caída de su capo squadra.

El paipano llegaba con altas expectativas tras conquistar la Brujas-La Panne. Foto: Instagram @sebasmolano_
El paipano llegaba con altas expectativas tras conquistar la Brujas-La Panne. Foto: Instagram @sebasmolano_

Molano intentó sobresalir como gregario hasta que se presentó la caída de su capo squadra.

Una vez más, la legendaria París-Roubaix demostró por qué es conocida como la 'clásica de clásicas' y el 'Infierno del Norte'. En esta edición de 2025, la hazaña histórica la protagonizó el neerlandés Mathieu van der Poel, quien conquistó su tercer título consecutivo en esta exigente competencia.

No obstante, es necesario mencionar que su victoria llegó tras un duelo épico con Tadej Pogacar, quien desafortunadamente se fue al suelo a 37 kilómetros de la meta, cuando ambos lideraban en solitario, facilitando las cosas para el ciclista holandés. 

Sin embargo, para el ciclismo colombiano, el relato fue distinto. Dos pedalistas nacionales, y únicos representantes latinoamericanos, Diego Pescador y Juan Sebastián Molano, estuvieron presentes en esta prueba implacable, aunque sin figurar entre los protagonistas.

Molano, velocista del UAE Team Emirates, venía de levantar los brazos como campeón en la clásica Brujas–La Panne, y llegaba a Roubaix con buenas sensaciones. Su papel, más que buscar el triunfo, era el de apoyo total a su líder, el esloveno Pogacar, quien antes de su caída luchaba mano a mano con Van der Poel por la victoria. El colombiano cumplió con su rol en el equipo hasta donde fue posible, demostrando compromiso en un terreno que no suele favorecer a los sprinters como él.

Por otro lado, Diego Pescador, de apenas 20 años y ficha del Movistar Team, tomó la salida en una de las competencias más temidas del calendario con una consigna clara: acumular experiencia. La escuadra española no era candidata al título, pero confiaba en que la rudeza de los adoquines y el ritmo brutal de carrera sirvieran de escuela para un joven con aspiraciones de disputar alguna de las grandes vueltas a corto plazo.

Aunque ninguno de los colombianos logró destacarse en la general, su sola presencia en este monumento del ciclismo habla de la proyección que el país sigue construyendo en diferentes terrenos y perfiles. La París-Roubaix no perdona errores, y sobrevivir a ella ya es motivo de respeto.

Mientras Europa se rinde ante Van der Poel, Colombia mantiene su apuesta formativa, entendiendo que la gloria en el viejo continente es una carrera de resistencia. El futuro, como los adoquines de la París-Roubaix, está lleno de obstáculos, pero también de grandes historias, como es el caso de Pescador y Juan Sebastian Molano

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