La emotiva victoria de Mauricio Soler

El escarabajo colombiano tiene una de las historias más duras del ciclismo

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El escarabajo colombiano tiene una de las historias más duras del ciclismo

El 16 de junio de 2011, Mauricio Soler sufría una grave caída en la sexta etapa de la Vuelta a Suiza. El accidente le provocó un traumatismo craneoencefálico severo y las sensaciones no eran las mejores. Uno de los escarabajos colombianos de oro, había sido inducido a coma artificial. La noticia impactó a Colombia, quien veía en Soler el futuro del ciclismo que parecía enterrado en este país.

4 años antes, Soler se consagraba campeón de montaña del Tour de Francia, una de las victorias más importantes de la historia del ciclismo nacional y con esto Soler se proyectaba como el ciclista del futuro. Pero aquel 16 de junio, las esperanzas de un país se esfumaron y Soler no pudo volver a montarse en una bicicleta.

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Se presagiaba lo peor para Soler, pues de ser el mejor ciclista colombiano de la época, pasó a tener unas piernas inservibles, que con tratamiento podría volver a recuperar su fuerza y movimiento, pero el montarse en una bicicleta sería prácticamente imposible por el alto riesgo que presentaba tener otra caída. Inclusive se decía que era complicado que caminara. Las proyecciones de un campeón se caían como un castillo de naipes atrapado en una corriente de viento y la vida le sabía banal y amarga.

Soler pasó 3 semanas en un hospital de Suiza hasta que el 9 de julio mostró evolución y fue trasladado a la Clínica Universitaria de Navarra, en España para continuar su recuperación, que se extendió varios años. Tenía que viajar a Colombia, a Ramiriquí, Boyacá, de donde es oriundo para estar en absoluto reposos y de vez en cuando regresaba a España para tener control del tratamiento. 

Pero un accidente que limite la capacidad física no tiene por qué limitar también las mentales, la espirituales y aquellos que nacen para ser diferentes, para cambiar la historia, tienen una cualidad infranqueable: su perverancia, su portento de campeón les impide rendirse y burlan las dificultades con esfuerzo... como si la lucha fuera, más que una ventaja, parte de su ADN. Soler logró caminar y paso a paso hoy puede montar cicla y trotar a ritmo moderado.

Hace pocos días Soler consiguió un objetivo que no fue registrado por los medios, pero que representa un ejemplo trascendental para aquellos que buscan en el diario vivir, motivos para seguir adelante. Soler logró su título de bachiller con 33 años en el municipio de Ciénaga, Boyacá.

Junto a su familia, quienes sintieron el logro con un orgullo enorme, Soler quiere seguir avanzando en la vida y se sigue planteando retos que le enseñen al mundo que cuando se cae sólo hay una posibilidad acertada: levantarse y aprender. El que sería el héroe del ciclismo colombiano, hoy acompaña y asesora al equipo de ciclismo de su amigo Víctor Hugo Peña.

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