Llegó el día de los aranceles: cómo afectan a Colombia
Los nuevos aranceles ya están en vigor y afectan a consumidores, productores y exportadores en Colombia. Te explicamos sus consecuencias.

Los nuevos aranceles ya están en vigor y afectan a consumidores, productores y exportadores en Colombia. Te explicamos sus consecuencias.
El Gobierno de Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, está poniendo en marcha su nueva política comercial con una batería de aranceles que afecta a sus principales socios. En lo que el propio mandatario ha bautizado como el ‘Día de la Liberación’, países como China, México, Canadá, Australia y la Unión Europea están recibiendo las sanciones arancelarias que modificarán los flujos de comercio global.
El mensaje es claro: los acuerdos multilaterales ya no definen las reglas. En este nuevo escenario, las decisiones unilaterales tienen más peso que nunca.
Colombia, al menos por ahora, no aparece en la “lista negra” de Washington, dado que no es uno de los países prioritarios en su cruzada proteccionista. Aunque el agro y la industria alimentaria observan con atención la manera en que se abre una posible puerta para posicionarse en el mercado estadounidense, aprovechando los espacios que dejarían los países sancionados.
Igualmente, persisten dudas entre los inversores que usan MT4 sobre cuánto durará esta aparente inmunidad. Un paso en falso podría colocar a Colombia en el centro de la tormenta.
Qué significa realmente quedar “por fuera” del conflicto
En los papeles, Colombia queda al margen del nuevo paquete de sanciones anunciado por Trump. Pero eso no quiere decir que el país esté “blindado” frente a los problemas que esto conlleva, ya que existen áreas de fricción que se han venido acumulando con el tiempo. Por ejemplo, medidas sanitarias y de etiquetado impuestas por el Gobierno colombiano, que afectan a productos como cosméticos y autopartes.
La Cámara de Comercio Colombo-americana lleva tiempo alertando de los puntos de tensión y si bien no se trata de conflictos abiertos, sí configuran un terreno propicio para que Colombia pase a formar parte del radar comercial de la Casa Blanca. Esto es esencial sobre todo considerando la dependencia de las exportaciones de Colombia a Estados Unidos, que en 2024 representaron el 29% del total.
La amenaza del gas venezolano
Aunque por ahora es apenas una amenaza, el presidente Trump anunció que cualquier país que realice operaciones comerciales con Venezuela en el sector de petróleo o gas será penalizado con un arancel del 25% sobre sus exportaciones a Estados Unidos.
Esta medida fue comunicada públicamente a través de su red Truth Social, donde acusó al régimen de Nicolás Maduro de enviar criminales a territorio estadounidense, y lo vinculó directamente con organizaciones catalogadas como terroristas.
En principio, Colombia no se vería afectada, dado que según datos de Analdex, actualmente no importa gas ni petróleo venezolano y, de hecho, el gasoducto Antonio Ricaurte, que conecta a ambos países, se encuentra desactivado desde hace años.
Sin embargo, el Gobierno colombiano ha barajado la posibilidad de importar gas desde Venezuela como alternativa frente al posible desabastecimiento previsto para 2026, por lo tanto, hay quienes ven una posible amenaza futura. Por ahora, las compras energéticas se concentran en naciones como Estados Unidos, Guyana, Ecuador, Nigeria, y otros mercados diversos.
Donde unos ven una crisis, otros ven una oportunidad
Algunos sectores en Colombia han empezado a analizar las oportunidades que podría generar el hecho de que los productos de China o México enfrenten más impuestos en Estados Unidos. Según estos comerciantes, podrían abrirse espacios para que exportadores colombianos ocupen ese lugar.
Nuevamente, estudios realizados desde 2018 por la Cámara de Comercio Colombo Americana identificaron una lista de productos que podrían beneficiarse, especialmente en el ámbito agroindustrial.
Cacao, frutas, chocolates, harinas y grasas aparecen como bienes con potencial para crecer en este nuevo contexto. También se han detectado opciones en textiles, como ropa interior y sábanas, frente a posibles restricciones a productos provenientes de Canadá.
En algunos casos, ya se han registrado incrementos sostenidos en las exportaciones colombianas de estos sectores. Sin embargo, la falta de una política pública clara, las exigentes regulaciones del país del norte y la volatilidad general del contexto hacen que estas oportunidades sean todavía difíciles de capitalizar.
Las opciones que quedan sobre la mesa
Con un escenario en permanente movimiento, Colombia tiene que pensar rápido para evitar daños colaterales. La primera opción disponible es mantener un bajo perfil y no provocar situaciones que puedan desencadenar la “furia sancionadora” del presidente de los Estados Unidos. Esto implica una política exterior cuidadosa, sin pronunciamientos desafiantes y con un trabajo diplomático silencioso pero efectivo.
La segunda opción, más a largo plazo, es avanzar en la diversificación de sus relaciones comerciales, para evitar la dependencia tan grande del mercado norteamericano. Esto implicaría abrir nuevos mercados en Asia, África, Europa del Este o fortalecer los lazos regionales.
Evidentemente, esto es más fácil de decir que de hacer, dado que este tipo de cambios estructurales requiere tiempo, voluntad política y un esfuerzo sostenido por parte de los ministerios de Hacienda, Comercio Exterior y Cancillería.
La tercera alternativa pasa por reforzar los acuerdos ya existentes, como los tratados que pueden ser aprovechados de forma más estratégica. Negociar ajustes, activar cláusulas de cooperación o redirigir incentivos puede mejorar el margen de acción ante un entorno adverso como el que se ha presentado a partir del 2 de abril.