¿Qué pasa en Colombia con el cáncer de colon?

 El 31 de marzo de cada año se celebra el Día Mundial Contra el Cáncer de Colon, una enfermedad que solo en 2018 representó el 10,2% de los más de 18 millones de tumores malignos diagnosticados a nivel mundial y se convirtió en el tercer cáncer más frecuente.

De forma similar a esta tendencia mundial, el año pasado la patología se ubicó en el top 3 de los cánceres más comunes en Colombia, con 9.140 diagnósticos. Además, fue responsable de 2.204 fallecimientos de los cuales 1.045 fueron hombres y 1,159 mujeres entre los 45 y los 80 años, teniendo las cifras más altas en la ciudad de Bogotá y en los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca y Santander.

¿Cómo se da el cáncer de colon?

El cáncer de colon se origina con tejidos anormales que aparecen en la parte interna del colon conocidos como pólipos, los cuales pueden ser de naturaleza benigna o maligna y que al no tener una detección y tratamiento oportuno, son la causa principal de este tipo de cáncer. Aunque esta no es una enfermedad desconocida para muchos colombianos y existe mucha información al respecto, aún queda mucho por hablar, principalmente cuando se trata del estado metastásico o avanzado y se cree que no hay más esperanza de vida para un paciente.

En este estado, muchos pacientes y sus familias se han acostumbrado a escuchar y asociar la palabra metástasis como un dictamen definitivo, resignándose a creer que no hay más opciones para luchar por conseguir más tiempo de vida. Sin embargo, los avances médicos para generar tratamientos han logrado que cuando no es posible tratar el cáncer de colon con cirugía, radioterapia, quimioterapia o medicamentos innovadores, sea posible acceder a terapias dirigidas con la capacidad de retrasar la progresión y extender la sobrevida del paciente hasta por 4 años.

Lo anterior es de gran importancia teniendo en cuenta que, estudios señalan que el 25% de los pacientes con cáncer de colon son diagnosticados cuando hay metástasis y el tumor se ha propagado a uno o más órganos del cuerpo. Así, y tomando en consideración únicamente los casos detectados en 2018, se puede estimar que actualmente hay más de 2.000 pacientes afrontando una etapa IV o de metástasis de la patología en el país.

Frente a esta situación y como parte de la misión de promover el conocimiento de las enfermedades colorrectales y coordinar programas de prevención, la Asociación Colombiana de Coloproctología viene realizando un trabajo de sensibilización y educación con los pacientes diagnosticados, sin importar la etapa de avance, con el fin de darles este tipo de información de valor y brindarles acompañamiento para que conozcan cuáles son esas nuevas oportunidades de vida.

“El cáncer de colon es una enfermedad compleja que puede presentarse en cualquier persona y poner en riesgo su vida. Sin embargo, los procesos de detección oportuna cada vez son más precisos y comunes y, aun en los casos donde se diagnostica la enfermedad, existe una amplia gama de tratamientos efectivos. Es fundamental que los pacientes sepan que hoy, sin importar el estadio de avance, hay esperanza y no todo está dicho” expresó Nairo Javier Senejoa, miembro la Asociación Colombiana de Coloproctología.

En suma, las ideas construidas alrededor de la metástasis en el cáncer de colon deben empezar a ser redefinidas y redimensionadas. Es necesario poner a disposición de los pacientes actuales y futuros información que les permita entender de forma integral su condición, las opciones de tratamiento disponibles, y las recomendaciones que pueden hacer la diferencia en su proceso contra la enfermedad tales como dietas o hábitos de vida.

El dato: ¿cuáles son los factores de riesgo del cáncer de colon?

De acuerdo con la Asociación Colombiana de Coloproctología los factores de riesgo del cáncer de colon pueden ser modificables y no modificables. Entre los primeros se encuentra el bajo consumo de vegetales, frutas y granos integrales, el consumo excesivo de alcohol o el alto consumo de carnes rojas y carnes procesadas. En cuanto a los segundos, destacan la edad (después de los 50 años el riesgo aumenta), la diabetes tipo II, antecedentes familiares de pólipos o la propia enfermedad y aspectos étnicos o raciales.