Por: Juliana Palomino • Colombia.com

Cáncer en mascotas también se controla con quimioterapia

El tumor de Luna, una perrita de raza cocker spaniel a la que le diagnosticaron linfoma (uno de los cánceres más agresivos), fue adormecido con un tratamiento de 19 de sesiones de quimioterapia en la Clínica para Pequeños Animales de la Universidad Nacional de Colombia

Ahora hay una nueva forma de salvar a nuestras mascotas. Foto: Shutterstock
Ahora hay una nueva forma de salvar a nuestras mascotas. Foto: Shutterstock

El tumor de Luna, una perrita de raza cocker spaniel a la que le diagnosticaron linfoma (uno de los cánceres más agresivos), fue adormecido con un tratamiento de 19 de sesiones de quimioterapia en la Clínica para Pequeños Animales de la Universidad Nacional de Colombia

Adormecer el tumor, en el argot del médico veterinario Giovanny Vargas, coordinador de Oncología de la Clínica y docente del Departamento de Salud Animal de la U.N., se llama remisión total, lo que no implica que el tumor desaparezca. Para llegar a este punto, Luna debió ser sometida a cinco meses de quimioterapia.

Un linfoma es una proliferación maligna de linfocitos (células de defensa del sistema inmunitario), generalmente dentro de los ganglios linfáticos –estructuras de dicho sistema, presentes en el cuerpo tanto de humanos como de animales–, pero que a veces también afecta otros tejidos como el hígado y el bazo.

El doctor Vargas recuerda que Luna llegó a consulta por un aumento en el tamaño de los ganglios linfáticos. Después de realizar una citología se confirmó la presencia de un linfoma. Si este tipo de cáncer no se detecta a tiempo puede ocurrir metástasis, que se puede presentar luego de que las células tumorales atraviesen vasos sanguíneos para llegar a otras partes del cuerpo.

Aunque en algunos perros y gatos se logra prolongar la vida, siempre existirá la probabilidad de que el tratamiento no sea tan efectivo, especialmente cuando la enfermedad ya está muy avanzada, explica el doctor Vargas.

Agrega que “existen muchas causas que originan el cáncer, como herbicidas, factores medioambientales, radiaciones de radio o televisión, toxinas que pueden estar en algunos alimentos, conservantes, e incluso ser hereditario o congénito”.

Comenta que diariamente él atiende perros con cáncer de razas golden retriever y beagle, e indica que “existe una posibilidad de que la raza también tenga un componente importante en el origen de estas patologías, pero esto es algo que aún no se ha confirmado, ni las causas exactas de la enfermedad”.

Variedad de medicamentos

“Existen miles de medicamentos de quimioterapia como antibióticos. Para este tipo de cáncer usamos el protocolo ‘Madison Wisconsin’, que se compone de cuatro medicamentos: vincristina, ciclofosfamida, doxorrubicina y prednisolona, y se van alternando semanalmente”, explica el veterinario.

Estos medicamentos son tóxicos para las células tumorales y actúan sobre aquellas que tienen una alta tasa de replicación o división celular.

“Algunos perros responden muy bien al tratamiento, mientras que otros pueden presentar algunos efectos secundarios como baja en las defensas, vómito o diarrea; en esos casos se suspende la quimioterapia y se deja que el animal se recupere para retomarla una semana después, según su estado”, comenta el doctor Vargas.

Mientras algunos de los casos atendidos en la Clínica llegaron porque los propietarios de la mascota detectaron unas masas en el cuerpo, otros se han dado de manera incidental, es decir que llegan a la Clínica por una consulta dermatológica y cuando se examina el animal se le detectan los ganglios grandes; ahí se procede a hacer una citología para confirmar o descartar el linfoma.

A otros pacientes se les somete a una biopsia para retirarles uno de los ganglios como muestra a examinar y así determinar con exactitud la enfermedad. Es entonces cuando algunos dueños deciden iniciar el tratamiento o practicar la eutanasia, según el avance de las células tumorales.

“Con este tratamiento, los perros pueden vivir hasta dos años con el tumor dormido. Cuando este se despierta se debe retomar el tratamiento o cambiarlo por medicamentos con los cuales el animal nunca ha tenido contacto. Sin embargo son contados los casos similares al de Luna”, comenta el doctor.

Finalmente señala que “el objetivo del tratamiento de un paciente con cáncer no es curarlo, sino mantener su calidad de vida”.

El servicio de Oncología de la Clínica para Pequeños Animales se presta desde hace más de dos años, después de que el doctor Vargas realizara una comisión de estudios en la que trabajó por cerca de cinco años con cáncer en perros.