Muertes más raras y absurdas: Curiosidades mortales que desafían la lógica

La muerte es uno de los sucesos que se convierte en una realidad inminente, cercana en todo momento y ligada a lo que es la vida y la existencia. Las personas conciben este concepto de formas diferentes, hay quienes viven el día a día viendo cercana a la muerte y están quienes ignoran lo cerca que está y pueden pensar que la muerte llegará en algún momento futuro.

Muerte por ataque de risa

Según el portal esquire.com una de las muertes más extrañas es la de Crisipo de Solos, fue un filósofo griego, máxima figura de la escuela estoica antigua, que murió en el 206 aC, víctima de un ataque de risa tras ver a un burro comerse unos higos. Esta historia que parece extraña es cierta, además se cuenta que no solo fue por ver al burro, sino que además él mismo dijo “ahora dale al burro una copa de vino puro para acompañar los higos”, hay otra versión de la extraña igual de extraña y es que Crisipo fue presa de vértigo al haber bebido vino sin diluir en una fiesta, y murió poco después.

Muerte por mala memoria

Jack Daniel, un nombre bastante reconocido por un tipo de licor, falleció luego de que sufriera una simple infección en el dedo gordo del pie. Resulta que al ir a abrir su caja fuerte, se olvidó de la combinación y de la rabia le dio una patada a la caja, lo que ocasionó la herida que más adelante le costaría la vida.

Muerte barbuda

Hans Steininger un hombre que tenía una tremenda cantidad de vello facial de casi metro y medio de largo, falleció por su barba y es que una noche de 1567 se desató un fuego en la ciudad, lo que hizo que el hombre intentara correr y cuando lo hacía tropezó con su propia barba y terminó rompiéndose el cuello. 

Muerte por cortesía excesiva

Según esquire.com, el astrónomo danés Tycho Brahe se le considera el más grande observador del cielo en el período anterior a la invención del telescopio, pero además tuvo una muerte absurda en un banquete, no fue al baño porque sintió vergüenza de romper las normas de cortesía y de tango aguantar terminó con una uremia que terminó con su vida once días más tarde.