Viajeros en el tiempo: conoce las historias de personajes que habrían dado un salto temporal inexplicable
Alrededor del mundo son muchos los relatos en torno a este tema. Conoce dos de los más curiosos.
Alrededor del mundo son muchos los relatos en torno a este tema. Conoce dos de los más curiosos.
En el inmenso universo de la ciencia ficción, los viajes en el tiempo son conocidos como una de las hazañas más esperadas; sin embargo, hasta la fecha no se tienen documentos científicos que comprueben que se puedan convertir en realidad, pues en términos físicos sería imposible.
No obstante, a lo largo de la historia se han dado a conocer casos relacionados con el tema que desafiarían toda lógica. Uno de los más curiosos ocurrió en 1593. Según cuentan algunos testigos, en medio de la oscuridad de la noche, un soldado vestido con uniforme europeo del siglo XVI apareció de la nada en la Plaza Mayor de la antigua Ciudad de México.
Este hombre se habría materializado ante los ojos de los centinelas dejándolos intensamente asombrados. El hombre se identificó como Gil Pérez, un guardia que afirmaba haber cruzado fronteras temporales para llegar hasta allí.
De acuerdo con su relato, estaba a cargo de la seguridad de un área de gobierno en Filipinas; sin embargo, no se tiene claro cómo logró transportarse en cuestión de segundos hasta México, desafiando las leyes establecidas por la razón y la realidad.
La iglesia fue quien tomó el caso en ese entonces. Varios sacerdotes lo acusaron de ser un hechicero y fue condenado a la hoguera, pero por cuestiones del destino solo fue privado de la libertad.
Meses más tarde lograron comprobar que la última vez que sus compañeros lo vieron estaba recargado en un muro del palacio filipino. Posteriormente, desapareció ante la mirada de muchos como por arte de magia.
Otra historia curiosa de un supuesto viajero en el tiempo ocurrió en el año 2000, cuando un extraño hombre fue hallado deambulando por las calles de Ucrania. Este personaje portaba documentos de la vieja Unión Soviética fechados en 1950.
El hombre estaba en búsqueda de una calle cuyo nombre no estaba en los registros actuales, por lo que muchos especularon que se trataba de un viajero en el tiempo que había perdido la noción espacio-temporal.
Ante la notoria confusión del hombre, la policía lo llevó a un hospital psiquiátrico. Allí insistía en que revelaran el rollo fotográfico en su posesión, cuando lo hicieron se percataron de que todas las fotografías allí condensadas pertenecían a la Unión Soviética.
Tras dejarlo en observación para determinar cómo había llegado hasta Ucrania, desapareció sin dejar ningún rastro.