Avanza en el Congreso de Estados Unidos iniciativa republicana llama Ley Anti Petro

Aunque esta ley cuenta con el rechazo de los demócratas significa un hito porque el país había contado tradicionalmente con el apoyo de republicanos y demócratas, pero la llegada de Gustavo Petro al poder en Colombia ha motivado un rechazo del partido Demócrata, que es de corte derechista y tilda al exalcalde de Bogotá de ser un progresista que quiere llevar a Colombia al comunismo al estilo de Venezuela.

Un subcomité de la Cámara ya aprobó diferir recursos para Colombia, pero este es un proceso sujeto a diferentes instancias, por lo que todavía no hay nada definido, pero podría ser la muestra del descontento y rechazo que el Gobierno de Gustavo Petro ha originado en el partido Republicano, el mismo al que personajes de la derecha colombiana como la senadora María Fernanda Cabal expresaron su apoyo en las elecciones de 2020.

Uno de los republicanos más entusiastas con la idea, el representante Mario Díaz-Balart, de origen cubano y cuya tía fue la primera esposa de Fidel Castro, es un enemigo del comunismo y con la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia de la República, ha mostrado su descontento y temor porque en Colombia se adopten formas de gobierno como en Venezuela o la misma Cuba.

El representante por el estado de Florida aprovechó que es el presidente del subcomité de apropiaciones para introducir y aprobar una disposición en el proyecto de ley de presupuesto para 2024.

El presidente Joe Biden propuso 440 millones de dólares de ayuda para Colombia, pero podrían quedar en el limbo si la Ley anti Petro es aprobada en el pleno de la Cámara y del Senado de los Estados Unidos, porque de acuerdo con el representante Díaz-Balart, el gobierno colombiano está en contravía de los intereses de los Estados Unidos.

“La trayectoria actual de Colombia bajo el liderazgo del presidente Petro está cada vez más en contravía con los intereses económicos y de seguridad de los Estados Unidos”, dijo Díaz-Balart. 
A esta Ley anti Petro le queda un largo camino, pues la mayoría de escaños en el Senado de los Estados Unidos pertenecen al partido demócrata, que no tiene la misma postura radical del Republicano.