Nuevos casos de abuso policial y presunto racismo sacuden a los Estados Unidos

Parece que los abusos de la autoridad contra los ciudadanos afroamericanos en los Estados Unidos no tienen fin. No han pasado sino unos meses del asesinato de George Floyd a manos de la policía, cuando otro doloroso hecho vuelve a poner en tela de juicio el buen proceder de la ley en el país del norte.
La ciudad de Kenosha en el estado de Wisconsin fue el triste escenario en el que Jacob Blake, un ciudadano de raza negra fue abaleado por la policía sin importar que hubiese niños mirando la horrenda escena.

Blake fue baleado por la espalda el domingo y ya se han presentado diversas protestas por lo que no solo se considera abuso policial, sino un aberrante caso de racismo. Blake fue ingresado de gravedad el domingo a la clínica y fue intervenido quirúrgicamente y aunque los médicos ya no temen por su muerte, si lo hace por las secuelas que puede presentar, porque hasta el momento se encuentra paralizado de la mitad inferior de su cuerpo.

Hasta el momento los galenos no pueden determinar si dicha parálisis será permanente debido a los disparos que recibió de la policía por la espalda cuando estaba ingresando a un vehículo, hecho que encendió una ola de protestas en la zona que se han prolongado en estos días y que mantienen un tenso ambiente en la ciudad de Kenosha, por tal razón las autoridades han declarado el toque de queda. Un buen número de efectivos policiales han sido desplegados en Kenosha ante la movilización de protestantes que se han apostado frente al juzgado local sin importar la prohibición existente de permanecer en las calles.

La furia de la comunidad ha sido tal que intentaron ingresar al comando con el objetivo de sacar por la fuerza a los policías involucrados en el tiroteo contra Jacob Blake y el gobernador del estado de Wisconsin entiende que las personas tienen derecho a protestar, pero espera toda la ayuda de la Guardia Nacional y diferentes efectivos de seguridad estatal para contener posibles desmanes.

Blake fue abaleado el domingo en circunstancias que son motivo de investigación frente a sus propios hijos cuando la policía afirma que asistió al lugar de los hechos por un llamado de violencia doméstica. El sábado, día anterio, fue asesinado por la policía en Lafayette, Indiana, Trayford Pellerin, un hombre negro de 31 años, lo cual tiene el ambiente caldeado porque los incidentes en los que mueren hombres negros se están convirtiendo en hechos casi que cotidianos, asunto que tiene a la población afroestadounidense furiosa y a la policía en el ojo del huracán por abuso policial y racismo.