Mocoa: Dos años de la tragedia que acabó con la vida de más de 300 personas

Dos años han pasado desde aquella noche del 31 de marzo de 2017 y el terrible amanecer que vislumbraron los más de 36 mil habitantes de Mocoa (Putumayo), el 1 de abril de ese año. “Antes de la tragedia del año pasado, había tranquilidad. Rico si llovía, rico si hacía sol. Cuando llegaba el agua era una bendición, pero ahora, psicológicamente afecta a muchos niños que generaron traumas por lo que pasó ese mes de marzo. Si llueve ya no dormimos, esperamos porque algo va a pasar, pues estamos rodeados de puros ríos”, dijo Leidy Capal, sobreviviente de la tragedia, en entrevista con El Espectador, en 2018.

Y es que nadie esperaba que la lluvia, tan anhelada en algunas regiones de Colombia, se convirtiera en el verdugo de más de 300 personas que perdieron la vida en aquella tragedia. El desbordamiento de los ríos Mocoa, Mulato y Sancoyaco dejó bajo los escombros a ciudadanos que horas antes se habían acostado con la esperanza de ver la luz del Sol al día siguiente; deseo que nunca ocurrió.

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"Campo santo"

Ahora bien, decir esta cifra, así como así, suena frío e insensato, pues la verdadera tragedia no es el número de muertos, sino la forma en la que se llegó a éste. Horas después de la catástrofe natural, las noticias de los organismos de rescate, tales como la Defensa Civil y la Cruz Roja, eran más desesperanzadoras con cada minuto que corría. “Crece el drama en Mocoa; número de muertos sube a 112”; “Tragedia en Mocoa: van 210 muertos y centenares de heridos por avalancha”; “Cruz Roja dice que son más de 270 los muertos por avenida torrencial en Mocoa”; “Medicina Legal confirma que cifra de muertos por avalancha subió a 306” y “Cifra de muertos por la avalancha en Mocoa asciende a 320”; eran algunas de la actualizaciones de muertos que los medios de comunicación sacaron a la luz pública durante el 1 de abril y los días posteriores a éste.

Literalmente, Mocoa se había convertido en un 'campo santo', en el que los vivos convivían con los muertos, sin saber en qué momento se unirían a ellos en el más allá. El lodo tapó casi por completo a 17 barrios de este municipio. Para sus habitantes, era recrear el 13 de noviembre de 1985 en Armero: un camino de cuerpos humanos, bajo un mar de arenas movedizas que no permitía a nadie pasar.

“Anoche nos acostamos y amanecimos en la calle”, dijo desolado Ferney, uno de los más de 7 mil mocoanos damnificados por este terrorífico suceso, en conversación con la revista Semana.

La tragedia no termina

730 días han pasado desde que los pobladores de este municipio al occidente del país vivieron lo que se podría considerar como un verdadero apocalipsis; no obstante, dos años después, la tragedia aún no se extingue.

De acuerdo con medios de Putumayo, el número de 300 desaparecidos que dejó la avalancha sigue siendo el karma de familias enteras que siguen en búsqueda de sus seres queridos, con la esperanza de verles vivos, o al menos, de encontrar sus restos humanos para enviarlos de forma digna a un descanso eterno.

Asimismo, otro de los factores que extiende el sufrimiento de esta población es la construcción del municipio, y que, a día de hoy, solo se ha ejecutado en un 40 %.

“Lamentablemente llegamos al Gobierno 1 año y 4 meses después de la tragedia con muy pocas soluciones del Gobierno anterior. Desde el primer día nos hemos concentrado en lograr avances de las obras”, dijo la vicepresidente Marta Lucía Ramírez, por medio de un video que publicó su despacho en YouTube.

Desde que ocurrió la tragedia, el Gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos prometió que se edificarían más de 1200 viviendas, mismas que significarían el principio del resurgimiento de Mocoa. Hasta la fecha, según Caracol Radio, solo se han construido 300.