Piedad Córdoba, una polémica senadora entre odios y pasiones

Política - Lunes, 27 / Sep / 2010
 
Colombia.com
Piedad Córdoba, quien este lunes fue inhabilitada por "colaborar" con las FARC, es una polémica senadora que ha mediado con la guerrilla para lograr la liberación de secuestrados y llegó a ser candidata al Nobel de la Paz en medio de los amores y odios que despierta en el país.

La última vino hoy por parte de la Procuraduría General, que determinó que la parlamentaria del Partido Liberal ha "promocionado y colaborado" con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, tras analizar los computadores que se incautaron al ex portavoz internacional de la guerrilla, "Raúl Reyes", tras su muerte en 2008.

De acuerdo a la Procuraduría, Córdoba usaba los alias de "Teodora", "Teodora de Bolívar", "la Negra" y "la Negrita" en sus comunicaciones con las FARC.

No es la primera vez que la congresista se ubica en el ojo del huracán pues siempre desata emociones encontradas entre quienes apoyan sus gestiones ante la guerrilla y los que la critican y expresan contra ella odios viscerales.

Esta mulata, reconocida por sus coloridos y llamativos turbantes africanos, fue la artífice de las primeras liberaciones de parlamentarios, ex parlamentarios y uniformados en poder de las FARC.

Y es que la guerrilla la convirtió en su interlocutora ante las familias de los secuestrados y los organismos humanitarios, y fue a ella a quien entregó las coordenadas para viajar a lugares recónditos de las selvas colombianas para recibir a los liberados.

En esas misiones, gracias a las que doce secuestrados volvieron a la libertad, al lado del Comité Internacional de la Cruz Roja, nunca le importó ser considerada como traidora o guerrillera.

Por esa labor recibió críticas sobre su cercanía con el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien también medió ante los rehenes de las FARC a petición del entonces gobernante colombiano Álvaro Uribe.

Para facilitar esa tarea, la congresista creó, con un grupo de intelectuales y activistas, la organización no gubernamental Colombianos y Colombianas por la Paz (CCP), a la que se fueron sumando varios de los rehenes de las FARC que fueron liberados gracias a su mediación.

Fue por esa mediación que su nombre estuvo entre los nominados para el Premio Nobel de la Paz en 2009.

Diez años atrás, en mayo de 1999, fue secuestrada durante varias semanas por los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Piedad Esneda Córdoba Ruiz, divorciada y madre de cuatro hijos, nació en Medellín en 1955 y estudió Derecho en la Universidad Pontificia Bolivariana.

Su padre, el afrodescendiente Zabulón Córdoba, era oriundo del empobrecido departamento del Chocó, y su madre, Lía Ruiz, pertenece a la blanca raza de Antioquia, territorio del noroeste.

Córdoba inició su carrera política en 1986 como funcionaria de la Contraloría y secretaria privada del alcalde de Medellín, dos años más tarde fue elegida concejal y en 1990 llegó a la Cámara de Representantes, desde donde pasó en 1994 al Senado.

Reelegida durante cinco legislaturas, ha fundamentado en la cámara alta su lucha a favor de las minorías étnicas, los homosexuales, el aborto, por la paz y contra el paramilitarismo.

En marzo de 2007, durante un foro en México, que acogió a miembros de las FARC, la Organización para la Liberación Palestina y ETA, manifestó que "los gobiernos progresistas" de América Latina debían romper relaciones diplomáticas con Colombia.

Hace dos semanas volvió a la carga cuando dijo ante el Parlamento Europeo que "Colombia es una fosa común" e instó a la necesidad de una "intervención internacional para condenar los crímenes cometidos" para sortear así la impunidad.

Con esto quiso presionar al nuevo Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, de quien busca autorice un "diálogo político como vía para resolver el conflicto colombiano y poner fin a las violaciones de los derechos humanos" en Colombia.

La semana pasada y tras la muerte en un bombardeo del jefe militar de las FARC, Víctor Julio Suárez Rojas, alias "Mono Jojoy", insistió en la urgencia de entablar un diálogo político por la reconciliación nacional.

Roberto Rojas Monroy - EFE


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