Taylor Swift levanta rumores de rituales satánicos en sus conciertos y estallan las redes sociales

Durante las últimas horas, Taylor Swift ha sido acusada de llevar a cabo rituales satánicos durante sus conciertos en el marco de su gira ‘The Eras Tour’. En esta ocasión, fue Shane Lynch, miembro de Boyzone, quien lanzó estas nuevas acusaciones.

En una entrevista para el periódico irlandés 'Sunday World', Shane reveló que encontró la fe cristiana gracias a un amigo. Además, señaló que varios artistas, incluida Taylor Swift, llevan a cabo "rituales satánicos” durante sus actuaciones, utilizando capas, máscaras y ceremonias de fuego, aunque esto pase desapercibido para el público.

Según portales de noticias como El Comercio Perú y Mundo deportivo Shane aseguró que: "Incluso hasta Taylor Swift, una de las artistas más importantes del mundo, ves uno de sus espectáculos y ella tiene dos o tres rituales demoníacos diferentes que tienen que ver con los pentagramas en el suelo, con todo tipo de cosas en su escenario", aseguró Lynch al ‘Sunday World’.

 Además, Lynch quien también hace música, agregó que ya no escucha géneros musicales como hip-hop para evitar los mensajes satánicos ocultos y lo que llamó una "maldad oculta" en ese tipo de ritmos que por la rapidez con la que se cantan por ejemplo, pueden esconder mensajes muy difíciles de descifrar. 

Taylor Swift aún no ha respondido directamente a estas acusaciones. A pesar de los intentos por obtener comentarios de su representante, no ha habido respuesta para ninguno de los medios. Las afirmaciones de Shane Lynch se suman a una serie de acusaciones infundadas que circulan en las redes sociales. Algunos fans han sugerido conexiones satánicas basándose en interpretaciones erróneas de gestos y elementos visuales en las presentaciones de Swift.

Además de las acusaciones de rituales satánicos, la gira de Swift ha estado envuelta en controversias adicionales. Recientemente, su padre fue acusado de agredir a un fotógrafo en Sidney. Según informes locales, el incidente ocurrió después de una noche en el puerto de Sidney.