La maldad se disfraza de sensualidad en Doña Bárbara

La producción colombo-estadounidense muestra la historia de Barbarita Guáimaran (Edith González) una bella, feliz y salvaje mujer que creció a orillas del rio Orinoco y que vive con su nana Eustaquia y su padre a bordo de un barco que transporta contrabando a los pueblos mineros, por lo que desde muy niña se ha acostumbrado al trato brusco de los hombres.

Barbarita, no cuenta con el amor de su papa, pero si con el de su nana y el de Asdrúbal, un joven tierno y educado que trabaja al servicio de su padre y con quien la joven vive las aventuras del primer amor adolescente. Sin embargo su felicidad es truncada una noche cuando los piratas que viajan con ellos en el barco, celosos de la relación de los dos jóvenes, matan al padre de la chica y a Asdrúbal, para abusar de ella salvajemente entre los cinco y apoderarse del barco.

Desde ese día ella no volvió a ser la misma, se convierte en una mujer manipuladora y ambiciosa que aborrece a los hombres, a los que considera brutales y lujuriosos, por lo que no muestra la más mínima consideración en seducirlos con brujerías, hasta el día en que Santos Luzardo (Christian Meier) un guapísimo y brillante abogado de origen llanero llega a su tierra, con el firme objetivo de vender la hacienda “Altamira”, pero no cuenta con que el único patrimonio que le dejo su familia está destruido y en ruinas. Al conocer a Doña Bárbara, Santos se siente fuertemente atraído por ella. Ahí comienza el dilema del protagonista, que se debate entre el amor que poco a poco le nace hacia Bárbara y el desprecio que le despierta su condición de Cacica del Arauca, así como el rechazo de esta hacia su hija adolescente Marisela (Génesis Rodríguez) que se ha criado como una salvaje al lado de su padre alcohólico.

Santos, al conocer a Marisela, decide ocuparse de ella y llevarla a vivir a su hacienda para convertirla en una señorita, lo que desata una guerra de celos de Bárbara con su propia hija, dándose cuenta de que Santos ya no es un capricho para ella sino se ha convertido en su único y verdadero amor.