Investigadores diseñaron un sensor que mide el nivel de dióxido

El investigador Eduard Llobet y el resto de miembros del grupo de Microsistemas y Nanotecnologías para el Análisis Químico (MINOS) de la URV trabajan con nanotubos de carbono, un nanomaterial sensible que permite detectar gases contaminantes.

Fruto de esta combinación ha surgido el detector de dióxido de nitrógeno que transmite la información de forma inalámbrica.

Se trata de una suerte de cilindros con un diámetro de pocos nanómetros (un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro) con paredes formadas por átomos de carbono enlazados entre ellos.

Al ser tan pequeño, todos los átomos de carbono están en contacto con el ambiente y tienen una gran superficie para interactuar con los gases que se quieren detectar.

Para el sensor no utilizan un único nanotubo de carbono, sino una capa de nanotubos que ponen sobre un tipo de tarjeta, similar a una tarjeta de crédito, explica Llobet.

Este sensor está conectado a unos electrodos que permiten medir la resistencia, que varía en función de los gases, y así es posible conocer el nivel de dióxido de nitrógeno en el ambiente en el momento de la lectura.

Para recoger la información sobre el nivel de contaminación se utiliza una tecnología de sensor inalámbricos, llamada RFID.

El sistema es asequible porque cuesta poco más de cinco euros cada tarjeta con los nanotubos, los electrodos y la pila, es pequeño y fácil de fabricar.

Al ser sensores diminutos, son aptos para un red que cubra toda una ciudad, “impensable con otro tipo de sensores que ya existen, que son más voluminosos y necesitan gran cantidad de energía para funcionar”, según Llobet. EFE