Oración al Niño Jesús: así debes rezarla en la Novena de aguinaldos

Desde el 16 hasta el 24 de diciembre, en diferentes países se lleva a cabo la novena de aguinaldos, una tradición que inició en 1743 con un texto que dejó el sacerdote Fray Francisco Fernando Larrea a sus fieles seguidores, pero que posteriormente se modificó en 1886, cuando María Ignacio, una religiosa bogotana, transformó el escrito y le agregó otros detalles, como los gozos, hasta finalmente terminar siendo lo que es hoy en día.

Precisamente, se trata de una celebración en la que familiares y amigos se reúnen cada día en frente del pesebre para realizar oraciones y entonar todo tipo de villancicos propios de la época decembrina; y es que es, precisamente, un tiempo de alegría y festejo, al esperar el nacimiento del Niño Jesús, y al poder compartir con los seres que más queremos.

De hecho, con el paso del tiempo se han incluido todo tipo de importantes costumbres durante la Novena de aguinaldos, además de los villancicos, como lo es el uso de instrumentos para darle musicalidad a los gozos, los deliciosos platos navideños y la responsabilidad asignada a cada familia para que se hagan cargo de organizar y dirigir las actividades en los diferentes días.

Ahora bien, debes tener en cuenta que en cada una de las novenas se llevan a cabo algunas oraciones, como lo es la del Niño Jesús, con la cual son muchas las personas que ponen en manos del Mesías, que está próximo a nacer, sus más grandes deseos y anhelos. Esta plegaria es la última que se realiza, después de la oración para todos los días, la oración a la Virgen María y la oración a San José, y va antes de los gozos. Si quieres conocer cómo es la novena completa, haz clic AQUÍ.

Oración al Niño Jesús

Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.